Hoy, a las dos de la tarde, Margarita Zavala Gómez del Campo hará precisiones respecto a la versión, insistentemente promovida ayer en medios de comunicación por gente de su propio equipo, aunque de manera “extraoficial”, de que está por renunciar al Partido Acción Nacional y que, con ello, quedaría disponible para postularse a la Presidencia de la República como candidata “independiente”.
De confirmarse esa especie, Zavala habría sido sacrificada por sí misma, en una infundada aventura que inició dos años atrás en busca de obtener la candidatura panista en los tiempos y términos que su grupo impulsor, con su esposo, Felipe Calderón Hinojosa en papel ejecutivo, pretendió imponer (en YouTube está una Videocharla titulada ¿Margarita la Zavaleó?: https://goo.gl/Bmkm1z ).
Terriblemente irónico resultaría que Zavala dejara su partido en protesta porque no se ha aprobado una elección abierta para la candidatura a Los Pinos, en los términos que desea, cuando ella jamás fue electa más que en grupos cerrados, nunca de manera directa, para ser candidata a los dos únicos cargos públicos que ha ejercido (asambleista en el entonces Distrito Federal y, luego, diputada federal, en ambos casos, postulada por élites panistas y votada por la vía indirecta de las listas plurinominales).
La esposa del ocupante de Los Pinos, de 2006 a 2012, ha sido sistemáticamente derrotada en todos los intentos que hizo en busca de acomodar al PAN a su proyecto grupal. Por más metralla mediática y política disparada contra el marrullero Ricardo Anaya, presidente del PAN y aspirante a la misma candidatura presidencial, Margarita Zavala no logró vencerlo y, en términos prácticos, acabó aplastada por la figura, para ella excluyente, del Frente Ciudadano por México y, sobre todo, por su propio reloj electoral.
Véase que ningún partido ha definido formalmente su candidatura presidencial, así que MZ podría esperar a que el proceso interno del PAN se desahogue, como sucede en los demás partidos y con los demás precandidatos. Pero a Margarita le urge definir su posicionamiento en el PAN porque tiene hasta el último minuto de este sábado para optar por una vía contraria a su propio partido, como “independiente”. Si el plazo para los independientes fuese más largo, en semanas o meses, la hoy todavía panista seguiría estirando la liga en el PAN.
Zavala nunca tuvo probabilidad de ser designada candidata por una estructura panista que su esposo perdió de manera aplastante desde diciembre de 2010, frente a Gustavo Madero, padrino del propio Ricardo Anaya, quien luego traicionó al chihuahuense y ahora lo ha reagrupado. Desde ese 2010, Felipe Calderón no ha podido imponer a nadie: ni a su exsecretario particular, Roberto Gil Zuarth, como presidente del PAN, ni a su delfín, Ernesto Cordero, como candidato presidencial en 2012, ni a su hermana Cocoa como gobernadora de Michoacán ni a su compadre Guillermo Anaya como gobernador de Coahuila. Lo único que ha podido hacer es negociar cuotas de candidaturas plurinominales viables: así acomodó al grupo de senadores que hoy, contra su propia historia, son llamados “rebeldes”: Javier Lozano y los propios Cordero y Gil Zuarth, entre otros, quienes se prestaron a la reciente maniobra divisoria priista que colocó a Cordero como presidente de la directiva del Senado.
Negociar, sería la segunda opción del consorcio FelYMar. Si la vía “independiente” no ofreciera las ganancias básicas que una operación de este tipo esperaría, el felimargarismo podría llegar a arreglos con el consorcio Anaya-Madero-Creel-Diego, para candidaturas en lugares viables de las próximas listas plurinominales.
Otra posibilidad sería que la renunciante Margarita se postulara más adelante en un equipo de tercera división, el Partido Encuentro Social, algunos de cuyos directivos han tenido relación con el calderonismo gobernante. Como “independiente” al vapor, o desde una plataforma marginal, el PES, Zavala podría servir adecuadamente al esquema buscado por el PRI: la fragmentación del voto opositor, que reduzca márgenes para López Obrador y permita abrirle camino de triunfo a un candidato concertado con todo el espectro contrario a Morena (sobre todo, a José Antonio Meade, el más panista de los posibles candidatos del PRI, bien visto por el calderonismo con el que fue secretario de estado; Meade tiene como principal patrocinador a Luis Videgaray, cuya esposa es Virginia Gómez del Campo, prima de Margarita Zavala Gómez del Campo y de otra senadora panista del calderonismo, Mariana Gómez del Campo). A fin de cuentas, más allá de escaramuzas, todo queda entre ciertas familias de poder.
Y, ya para cerrar este tema: duras palabras del senador Ernesto Ruffo, el primer panista beneficiado con las negociaciones del PAN con Carlos Salinas de Gortari para ceder posiciones de poder, en el caso, la gubernatura de Baja California. ¿Cómo afectará al PAN la eventual salida de Margarita Zavala?, le preguntaron, y respondió: “Siento como un alivio, haga de cuenta como cuando tiene un absceso y sale la pus, así de plano”.
También dijo que los senadores calderonistas que apoyan a Margarita y a Rafael Moreno Valle son traidores al PAN, que podrían sumarse a una eventual candidatura presidencial de José Antonio Meade como abanderado del PRI. No le falta razón a Ruffo: Javier Lozano Alarcón dijo en días pasados que el actual secretario de hacienda tiene un gran rigor técnico, sensibilidad política, calidad humana y capacidad: “la verdad es que creo que Meade, en un escenario de voto útil, generaría muchas simpatías”. Ernesto Cordero, a su vez, declaró que “Meade ha sido un gran Secretario de Hacienda, fue mi compañero de Gabinete y es un gran servidor público”. ¿Sería un buen presidente de la República?, se le preguntó, y contestó “yo creo que sí, sería un buen presidente”. Finalmente, dijo Ruffo que esos senadores son “parte de una élite conocida, que se ponen de acuerdo en poner jueces y también a veces gente del Instituto Federal de Telecomunicaciones”. Uf. La pus. ¡Hasta el próximo lunes!