Vivir en Cancún implica que cada coterráneo deba de tener muy claros los objetivos de la vida pues nuestra ciudad y su diario trajinar parece que tienen objetivos muy distintos a las prioridades que de manera normal se establecen en todas las sociedades para cada uno de sus habitantes.
Cancún nos invita a vivir de una manera diferente, dicta estándares que en otras ciudades de nuestro país no existen, señala las primacías materiales de forma alrevesada e incluso maneja hasta sus propios valores. Tal vez será por lo cosmopolita que ha llegado a ser y su falta de raíces o de un sentido de pertenencia o mejor aún, por ser relativamente nueva su fundación o quizá por la cantidad de población flotante que siempre ha reflejado.
Lo interesante es ver ese reflejo en nuestro diario circular pues en cada calle o avenida nos topamos con automóviles que muchas veces fueron adquiridos recientemente. Y es que es muy fácil conseguirlos de agencia, las facilidades llegan a ser muy atractivas sobre todo cuando se brinda la oportunidad de pagarlo en cómodas mensualidades a varios años y con un pequeño enganche y, ¡Voilá! Y ese es uno de los patrones que dicta Cancún: lucirte en un bello auto, convirtiéndose entonces en tu predilección número uno. Les llevará a donde sea, les permitirá verse atractivos a cada momento, hará creer a cualquiera que tienen un gran poder adquisitivo. Pero no hablemos de adquirir una vivienda, la mayoría resultan a precios muy elevados, pequeñas y muy alejadas del centro, además de que hay que amueblarla, mantenerla y vivirla, por lo que esta necesidad pasará a segundo plano.