Los gobernantes en la actualidad no tienen capacidad para administrar. La gravedad de los problemas en el municipio de Solidaridad así lo amerita. Todavía no pueden resolver el intríngulis de poder recuperar, la emblemática la Quinta Avenida, tradicional paseo reconocido a nivel mundial que actualmente es caos y desorden. También, se está convirtiendo en una zona de alta inseguridad para los turistas que nos visitan a partir del criminal atentado del otrora tradicional Blue Parrot en el corazón de la ciudad.
La Quinta, sufre una brutal degradación, otrora, uno de los paseos mejor cuidados del país. Quienes conviven en la zona de playas cercana a la importante arteria ciudadana, padecen a diario la brutal degradación de esta área de la ciudad. Desde el año 2011 la fisonomía del emblemático sector ha cambiado para mal y, no se ha intentado corregir los graves problemas, cuya solución en muchos casos no requiere de gastos en inversión, sino, fuertes controles, como en el caso de la ocupación ilegal del espacio público.
La invasión del ambulantaje instalado en la calle, con la complicidad de las autoridades– creció de manera exponencial. Hay áreas de la Quinta Avenida absolutamente dominadas por ellos, y los comerciantes, gravemente perjudicados, cuentan los sobornos que reciben los fiscales que están para controlar y no lo hacen.
Hay una ininterrumpida imagen de trapos en el piso en los que se exhibe todo tipo de artesanías y otras mercancías. Olor nauseabundo de aguas negras impregna el ambiente en algunos sectores del tradicional paseo peatonal. En el sector de la nueva Quinta hay una larga fila de roperos y exhibidores rodantes en los que se venden prendas de vestir, anteojos para sol, bolsas protectoras para smartphones y demás. Pocas son las esquinas en las que no hay puntos de venta de excursiones y turismo, más sospechosos voceadores de cigarros que también ofrecen como opción, alucinógenos y promocionan la prostitución.
La música procedente de antros, músicos y, ejecutantes callejeros, que debería convertirse un elemento agradable, se torna en muchos casos insoportable por el volumen hasta altas horas de la madrugada de una actividad desordenada, en una zona de hoteles y condominios residenciales.
Administrar un Estado, un municipio o una ciudad requiere de inteligencia, dedicación y coraje para resolver la problemática ciudadana, atributos que parecen no abunda en los tres poderes del Estado.
Mantener el orden y hacer cumplir las leyes, además de una obligación, es facultad de los gobernantes, Un requisito indispensable para recuperar la calidad de vida de quienes habitamos en las diferentes ciudades de Quintana Roo. De nuestras bolsas sale el sueldo de los empleados que son incapaces de trabajar en el ordenamiento de la imagen urbana.