Los tiempos político-electorales se acercan, y en el Revolucionario Institucional de adelanta la efervescencia, los jaloneos se empiezan a sentir, las patadas debajo de la mesa ya están a la orden y el único espacio que le corresponde para la Senaduría se disputa en dos grandes frentes, dos columnas que arreciarán sin duda el pleito por esa candidatura.
Estas dos grandes estructuras se sustentan en los pilares políticos abiertamente confrontados y que son representados nuevamente por félix-borgistas contra joaquinistas, sin importar que a uno de los líderes del primer grupo se le hayan retirado sus derechos partidistas, y en el otro bando, su referente haya renunciado a su militancia priista, pues muchos de sus seguidores siguen luchando al interior, y quieren no sólo la Senaduría, sino también la dirigencia del partido en la entidad.
A los súbditos del félix-borgismo poco o nada les importa el desprestigio al que fueron arrojados por uno de sus líderes representados en la figura rechoncha de Roberto Borge Angulo, quien, a no ser por el veracruzano, Javier Duarte, sería el hombre repudiado y buscado en el país.
De ahí surgen nombres como Raymundo King, José Luis Toledo y quizá hasta Paul Carrillo, a pesar de su burda gestión al frente del Ayuntamiento Benito Juárez.
La gente del joaquinismo es por lo general piezas quemadas, pólvora mojada que quiere resurgir, primero para adueñarse del PRI y ofrendarlo al gobernador.
Personalidades como Joaquín Hendricks, Miguel Ramón Martín y hasta Carlos Cardín son quienes empujan, primero para derrocar a Raymundo King y ganar la dirigencia estatal del partido, para después buscar la unción en la candidatura para el Senado, ya sea en su persona o en alguien afín.