Comparar a Trump con el ilustrísimo Peña es muy válido, ambos tienen ideas absurdas sobre cómo actuar en favor de la ciudadanía; sin embargo, aunque pareciera increíble y aunque muchos memes se hicieron en el afán de comparar a ambos ineptos, no son ni siquiera casi iguales.
Hasta el momento el señor Trump no ha presentado actos de tráfico de influencias para generar negocios jugosos, Peña sí. Se ha demostrado que en ese país la voz de su presidente no es ley, en México sí. Se ha podido observar que cuanta propuesta ha hecho no todas han sido aprobadas, que sí existe una fuerza opositora que actúa por y a favor del pueblo, que hay quienes se atreven a defender los derechos con el firme ideal de que logrará una victoria; se sabe que constantemente hay una lucha por establecer una ley más clara en cualquier concepto, que se hacen enmiendas con la finalidad de no dejar huecos legales donde no poder actuar.
En nuestro México las cosas se pintan con otro matiz, aunque es verdad que alguno que otro diputado o senador ha tratado de defender al pueblo al cuestionar las decisiones arteras y voraces, no pasan de eso: un mera denuncia de lo terrible que será a futuro la decisión impuesta. No hay juez, ministro o abogado capaz de poner un alto, de detener alguna propuesta en vías de convertirse en ley. En México, en todo el país entero, la constante es precisamente el atropello a los derechos, la coacción en todos los niveles sobre acciones no favorables al pueblo.
Como puede ver, querido lector, no son casi iguales los que gobiernan ambas naciones, las diferencias son enormes y deberían de servir de ejemplo a nuestro pueblo. ¿Qué opina?
