He aquí navegando en las candidaturas independientes, la nueva esperanza de propios y extraños en México, de los ciudadanos en general en edad de votar que ejerzan su derecho y obligación de sufragar, y Quintana Roo no es la excepción, a propósito del proceso electoral que se avecina en el 2018; en el que se renovarán en el país la Presidencia de la República, las Cámaras Alta y Baja, y en la entidad las Presidencias Municipales.
Los desgastados partidos políticos, han reducido su histórica función social a la rentabilidad de sus membretes, al servicio de intereses económicos y políticos, a la vocería del poder en turno; obteniendo como resultado malos gobiernos, el clientelismo, la falta de credibilidad del ciudadano. Por añadidura, el elector desencantado, harto de lo mismo, está en busca de otra opción, y es ahí donde están las mejores cartas de navegación de los auténticos candidatos independientes, no de los candidatos ciudadanos de las formales organizaciones políticas.
En estas mareas político-electorales, los partidos políticos con sus fracciones en el Poder Legislativo y sus representantes en los órganos rectores electorales (Institutos y Tribunales) en el país, navegaron turbio más de una década primero para obstaculizar y luego para garantizar la inequidad de las candidaturas independientes; ahora, éstas serán la preferencia electoral.
Como nunca los partidos políticos ven amenazada su rentabilidad económica y política, con el fortalecimiento de la participación más competitiva de las candidaturas independientes, y para muestra un par de triunfos: Jaime Rodríguez Calderón, “El Bronco”, gobernador de Nuevo León, y en Jalisco, el diputado federal José Pedro Kumamoto Aguilar, impulsor de la iniciativa federal para disminuir el financiamiento de los partidos políticos (en relación a que sus prerrogativas sean de acuerdo a la votación obtenida en las urnas).
Y mientras cada legislatura estatal toma su propia decisión con la propuesta Kumamoto, el sismo del 19 de septiembre pasado que afectó a la Ciudad de México y 6 entidades, además de la tragedia que causó a nuestro país, dejó en evidencia la falta de compromiso social y el cinismo político de los partidos políticos que ipso facto se resistieron a comprometerse a reducir sus participaciones económicas en por lo menos un 20 por ciento para apoyar el desastre, incrementando la bolsa del gobierno federal para la reconstrucción.
El debate está en alta mar, a ver si llega a tierra firme. Pero entre otras, hay una propuesta más audaz a través de la plataforma change.org, en específico de Alfredo Aguirre de Monterrey, que plantea que “el Instituto Nacional Electoral (INE) done los casi 7, 000 millones de pesos destinados a los partidos políticos en México a los damnificados de la tragedia del sismo del 7 y 19 de septiembre de 2017 en Ciudad de México, Tlaxcala, Puebla, Morelos, Guerrero y también a Oaxaca y Chiapas”.
En Quintana Roo, en el marco de la reciente reforma política-electoral, la Décimo Quinta Legislatura ya avanzó millas náuticas al reducir el financiamiento público de los partidos políticos hasta en un 35 por ciento; y en el caso de las candidaturas independientes, se reduce del 3 al 1.5 por ciento la recolección de firmas del padrón electoral que corresponda de acuerdo al cargo de elección popular al que se aspire, se amplía el plazo para ello y ya no tienen que dar constancia física los electores enlistados.
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