Carlos Joaquín González siempre mostró un carácter férreo para alcanzar un puesto para contender con una candidatura y nunca desistió de su objetivo de ser la primera autoridad de la entidad.
La capacidad y la preparación del mandatario estatal fue evidente desde que arrancó su función pública en el municipio de Solidaridad, Quintana Roo, en el que del 2002 al 2005 se desempeñó como tesorero y del 2005 a 2008 fue presidente municipal.
Para el 2008 al 2009 encabezó Secretaría de Turismo de Quintana Roo, por lo que ahí se fogueó en el principal sector que mueve al estado, en el que conoció mejor las necesidades de los trabajadores, las empresas y qué se necesita para atraer más inversiones que ayuden a mejorar la calidad en el trato con los visitantes y sustenten las bases para que los quintanarroenses tengan estabilidad laboral.
Su amplia experiencia desde que fue diputado federal durante la LXI Legislatura hasta el haber laborado en la iniciativa privada al ser supervisor de auditoría de la empresa Hidrogenadora de Yucatán, así como el cargo que ocupó como gerente de Operaciones de Aerovías del Caribe, le dan todo el respaldo para demostrar que conoce cómo funcionan las empresas y las necesidades que enfrentan.
Es bien sabido que las aspiraciones políticas a un cargo de elección popular se veían desde que era subsecretario de Operación de la Secretaría de Turismo Federal, que le valió tener que separarse del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en el que por muchos años militó para contender con la alianza del Pardito Acción Nacional (PAN)-Partido Revolución Democrática (PRD).
La decisión del jefe del Ejecutivo estatal de dejar al instituto que lo vio nacer en el mundo de la política muchos pusieron en entredicho, ya que no quitó el dedo del renglón para lograr ser la primera autoridad de Quintana Roo, pero definitivamente un gobernante que fue elegido por el pueblo y para el pueblo.
Hay que recordar que la renuncia de CJ al PRI removió a la clase política del estado, ya que la terminó separando, desde ese momento, se empezó a ver una guerra sucia contra el gobernador, y las alianzas y bajas tretas para desprestigiarlo se vieron al por mayor.
Sin embargo, Carlos Joaquín salió abante de esta negra propaganda, y su trabajo y el trato que entabló con los quintanarroenses, excolaboradores le valieron el voto de confianza, la cual no ha traicionado a los miles de quintanarroenses que lo eligieron al estar cansados de un gobierno que sólo los defraudó y al final los cansó.