A los pocos días de tomar posesión como secretario general del Ayuntamiento de Benito Juárez, el ferratista Guillermo Brahms, se ha ganado la animadversión dentro de la comuna e incluso hay quienes aseguran que del mismo presidente Remberto Estrada.
Su error: El no enterarse de lo que ocurría en la Supermanzana 70 el viernes pasado, cuando cientos de personas se aglomeraron a las afueras de una vivienda para linchar a un extranjero, acostumbrado a insultar a la gente, producto de trastornos mentales que padece.
El saldo: Una persona muerta a manos del extranjero de nombre Aleksei Makeev, así como ésta persona gravemente herida por la turba que lo atacó a palos y piedras.
Las consecuencias: El desprestigio de Cancún, la intervención diplomática de Rusia por la no intervención de las autoridades ni detención de los implicados, además el seguro extrañamiento al ayuntamiento por parte de la Secretaría de Gobernación.
El asunto es, pues, de suma gravedad. El secretario general, fiel a su inexperiencia, evitó entrarle al toro, seguramente minimizándolo.
Guillermo Brahms, aquí lo dijimos, no tiene las credenciales para asumir un papel tan importante como ser el encargado de la política interna de un municipio como Benito Juárez, por lo que no sabe cómo mover las piezas ni las herramientas en caso necesario.
Benito Juárez requiere urgentemente de un político de experiencia, de aplomo para sortear este tipo de situaciones en las que está en juego el prestigio del principal destino turístico del país.
En breve, Remberto Estrada tendrá que tomar cartas en el asunto y ver que no siempre el amiguismo es una buena decisión, y menos en un cargo tan importante en un municipio tan trascendente.
O hace algo, o él también quedará quemado.
Esta es la disyuntiva y se requiere de una decisión tajante, fulminante.
