El día de ayer tuvo lugar un hecho a todas luces condenables: pistoleros motorizados balearon las instalaciones del Canal 10 en Cancún en lo que es también un ataque a la libertad de expresión.
Aparte de lo criticable del hecho surgen varias interrogantes: ¿por qué atacar a un medio de comunicación? ¿Qué publicaron, qué tocó intereses sensibles?
Canal 10 no se caracteriza por investigar hechos sangrientos o relacionados con el narcotráfico, de allí que no se entiende a primera vista por qué el ataque en su contra.
El ataque al canal 10 es un acto que tiene como objetivo aportar negativamente a la percepción de seguridad del estado.
Estos actos están en un continuo actuar por un pequeño grupo que pretende desestabilizar, y a toda costa intentar recuperar el poder perdido.
Este ataque tiene mucha similitud con el perpetrado a la Fiscalía a principios de año, pistoleros que rafaguean las instalaciones para crear pánico e hieren a una persona que estaba en el lugar equivocado, por fortuna en esta ocasión no hubo víctimas fatales.
Quintana Roo es más sólido que cualquier técnica de pánico que se pretenda utilizar para dañar a todos. Es más fuerte que los intereses de los grupos de poder que están frustrados porque no tienen la misma injerencia que antes.
Se ha vuelto costumbre para estos grupos desestabilizadores responder con violencia, bien sea con ataques armados o creando campañas de pánico cada vez que Quintana Roo avanza hacia una estampa de tranquilidad.
Este ataque se da luego del llamado a la unidad hecho por el gobernador del estado, quien pidió trabajar por un objetivo en común: Quintana Roo.
A estas personas no les interesa la unidad, le apuestan a la división, a la confrontación y rechazan el diálogo como la vía para la solución de conflictos.
La Fiscalía estatal ya investiga los hechos y será la encargada de deslindar responsabilidades. Será necesario también que los agraviados interpongan la renuncia correspondiente.
Ya también está el compromiso del gobernador del estado, quien dijo: “He pedido a todas las fuerzas policiacas que investiguen a fondo y mandemos el mensaje claro de que vamos a detener a quien lo hizo y no vamos a permitir que afecten a nuestra gente de medios de comunicación”.
Es pues un compromiso esclarecer lo ocurrido, pero hay que reconocer que hechos como estos tienen un trasfondo político que nada tiene que ver con la libertad de expresión; es mandar un mensaje de ingobernabilidad para que tanto del estado como fuera de él se cree una sensación de inseguridad que en nada ayuda a los quintanarroenses.
