¿La gente o la deuda? El tema es tan complicado que, a pesar de su crítica frontal, Andrés López Obrador evita dar una propuesta específica sobre el tratamiento que daría a la deuda pública ante la eventualidad de llegar a la Presidencia de la República.
Véanse sus Lineamientos del Proyecto Alternativo de Nación 2018-2024. La voz más autorizada de Morena enuncia: “el país está más endeudado que nunca y ni siquiera se sabe”. Calderón recibió 1.7 billones de pesos en deuda y la aumentó a 5.2 billones. Peña la ha elevado hasta 9.2 billones y ello obligará, agrega, a que en 2017 se desembolsen 600 mil millones de pesos únicamente en intereses. Una carga muy pesada para los contribuyentes.
¿Su propuesta? Sólo dice: “cero endeudamiento y baja inflación”. Nada más, a pesar de que en otros asuntos se esmera en desmenuzar al detalle sus intenciones.
¿La va a desconocer? ¿La va a pagar apoyándose en los ahorros por austeridad y por combate a la corrupción? Por ejemplo, asegura que la eliminación total de la corrupción va a aportar 500 mil millones de pesos anuales que hoy se fugan de una manera inmoral. El monto anda cerca del requerido para pagar los intereses anuales de la deuda. Sólo los intereses. ¿Utilizará esos recursos con ese fin?
La cosa es que en el mismo discurso afirma que esos ahorros habrán de ser destinados para mejorar las condiciones de alimentación, salud, educación y vivienda que la población marginada más necesita. ¿Qué prioridad tendrá, entonces: la gente o la deuda? ¿O la va a renegociar, sin conflictuarse con el poder financiero, para liberar recursos mientras afina y aplica su política económica y fiscal? Toda una incógnita sobre algo que no es cualquier cosa como para evadirla.