La Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) continúa en paro de labores. ¿La razón? Cientos de miles de maestros se oponen a la Reforma Educativa que desde el año 2013 fue declarada constitucional por el Poder Legislativo Federal. ¿Por qué se oponen? Porque en ésta se incluye el implementar una evaluación a todos los docentes que presten sus servicios en la educación pública, misma que los inconformes se rehúsan a cumplir, puesto que –de no aprobarla- pondrían en riesgo su estabilidad laboral.
Pese a que el Gobierno federal había mantenido una postura tolerante ante la ausencia en las aulas de los partícipes de este movimiento social –que es más político que social, en realidad-, ahora, el titular de la SEP, Aurelio Nuño Meyer, dio “manotazo sobre la mesa” y amenazó con despedir a los miembros del gremio magisterial que acumulen más de cuatro faltas. Hasta ahora, van 4 mil 300 despidos que serán notificados en las próximas dos semanas, a palabras del propio Nuño.
Ante la vulnerabilidad que causó la reciente detención del líder de la Sección 22 del CNTE, Rubén Núñez Ginez, por acusación de varios delitos, los afiliados a esta organización sindical necesitaban un nuevo representante que le hiciera frente a la imposición de la tirana Reforma Educativa de Peña, y fue ahí donde entró el más acérrimo defensor de las víctimas de la bautizada “mafia del poder”, Andrés Manuel López Obrador.
AMLO, con su ya muy rebuscado perfil robinhoodista, se metió al cuadrilátero, asegurando que las medidas establecidas por la SEP significan la “privatización de la educación”, algo que realmente carece de relación con el impulso de la competencia magisterial, lo cual beneficiaría considerablemente la calidad formativa en las aulas del país y, consecuentemente, a los alumnos.
En respuesta, Aurelio Nuño declaró que el dirigente nacional de Morena está “mintiendo cínicamente”, señalando también que lo que en realidad se busca con la reforma es que los derechos de los maestros –contrario a lo que argumentan los marchistas- se están fortaleciendo, puesto que abre la posibilidad de que estos elaboren una carrera dentro de gremio por sus propios méritos, y no por plazas negociadas por los líderes sindicales.
Ante todo este alboroto, hay dos realidades que deben tomarse en cuenta por parte de ambas partes: Los maestros deben asimilar que llevan la enorme tarea de educar a quienes serán los ciudadanos del mañana, y la constante capacitación es algo que no debe negociaciarse, y es que debe ser un compromiso –más que legal- voluntario.
De la misma forma, las autoridades deben de garantizar un sustento a los maestros que sean cesados eventualmente, y es que “echarlos de una patada a la calle” sería lo más fácil, pero también lo más irresponsable e injusto; no sólo para ellos, sino también para sus familias.