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noviembre 23, 2024

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Adiós Fidel Villanueva

Adiós, Fidel… y no me refiero al extinto líder de la revolución cubana; no, me refiero a la última ficha en el paquete de impunidad de Roberto Borge Angulo, el presidente del Poder Judicial que se sometió a los caprichos del exgobernador a cambio de una riqueza ilimitada.

Fidel Villanueva está a poco menos de una semana de que se elija a su sucesor (o sucesora) en la presidencia del Tribunal Superior de Justicia del estado (TSJE). Él, aunque ya no como presidente, seguirá siendo magistrado.

El titular del TSJE aprovechó al máximo el ser uno de los consentidos del exjefe del Ejecutivo del estado, hoy preso en Panamá, al amasar cuantiosas propiedades en Cozumel y Chetumal, en la que destaca el rancho San Gabriel, ubicado en la isla a pocos kilómetros de El Cedral, así también se benefició con la administración de Félix González, en la que obtuvo tres patentes para la venta de bebidas alcohólicas y dos más que se ganó con Borge.

Fidel Villanueva gozó a sus anchas de perpetuarse en el poder del Tribunal desde el ocho de agosto del 2011, ya que se reeligió por seis años y sirvió a los caprichos de la pasada administración debido a que bloqueó muchos juicios contra ciudadanos perseguidos por los intereses mezquinos del gobierno borgista.

Asimismo, se encargó de deshacerse de los magistrados más antiguos, a quienes prometió mejorar salarios y prestaciones.

Ahora sin meter mano, el gobierno estatal informó que se respeta en tiempo y forma el proceso de cambio en el TSJE, que se realizará después de que los funcionarios regresen de su periodo vacacional, en próximo 8 de agosto del presente año a las 13:00 horas.

Los magistrados borgistas como Adolfo del Rosal Ricalde, Carlos Lima Carvajal, Alberto Aguilar y María Dávila buscan de forma desesperada cerrar filas e impulsar a alguno del grupo para que pueda ocupar este cargo, y de esta manera sus intereses y amarres políticos no se vean mermados.

Sin embargo, de poco le servirá a intentar tapar el pozo para cubrir todos sus excesos y fechorías, como el no sentenciar a alrededor de 74 por ciento de los internos de los reclusorios, así como el de tener a los trabajadores del Poder Judicial bajo el esquema de contrato, propiciando en su momento renovar a la gente del instituto a su antojo, debido a que es difícil que el sistema de justicia joaquinista no le exija clarificar el ‘’trabajo’’ que realizó.

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Lo cierto es que las aspiraciones del presidente del Tribunal para asumir un cargo de elección popular se quedarán es eso, en simples suspiros, porque su imagen está más que quemada en todo el estado, que ya se frota las manos para que caiga este peón del ajedrez borgista.

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