Ante el acontecer diario que lastima y vulnera los derechos humanos es más frecuente preguntarnos qué pasa en los Congresos de nuestro país y más con el de Quintana Roo, con las iniciativas de ley presentadas desde hace varias legislaturas y que no fueron tomadas en cuenta para su análisis pese a la urgencia a temas referentes al acontecer diario y que hoy con ellas se podría estar impidiendo el que se vulnere el estado de derecho. A un año de haber iniciado sus trabajos la XV legislatura de Quintana Roo el rezago legislativo continúa trasgrediendo el crecimiento y desarrollo social del estado como de nosotros y nuestras familias, al haber sido para ellos temas de desinterés y cuyo análisis en comisiones pudo haber evitado el que hoy se esté trastocando la entidad al estar en preocupantes contextos de inseguridad, desempleo, discriminación que hoy permiten el que se asesinen a mujeres y hombres, se estén desmembrando cuerpos o balen a cualquier persona a cualquier hora del día.
Para un diputado turnar una iniciativa a la congeladora le resulta más sencillo que resolver lo que en campaña fueron compromisos contraídos ya que ignorar y desatender es más sencillo que analizar acuerdos, iniciativas o modificaciones a una ley pues el riesgo de ponerse en contextos de desventaja contravendría si buscaran participar en un proceso electoral.
No olvidemos que, a finales del primer periodo ordinario, el Congreso de Quintana Roo aprobó una reforma constitucional que incorpora la figura de “caducidad legislativa”, que busca mejorar la productividad de nuestros legisladores y con ella abatir un rezago, consensando análisis serios y de pronto dictamen que no solo midan
cantidad sino una productividad.
Basta hoy con que revisemos mi estimado lector, la página de nuestro Congreso y cerciorarnos el terrible rezago de cientos de iniciativas que están acumuladas desde años y que con el inicio del año electoral y con miras a los comicios de 2018 podríamos advertir como circunstancia que su aprobación y decreto no serán analizadas ya que se volverían obstáculo en el trabajo de aquellos que buscarán gobernar de nuevo o ascender a escaños al ser votados. Considero mi estimado lector que la labor legislativa debería de efectuarse sin ataduras ni sujeciones a otros poderes ni intereses políticos y que nosotros deberíamos volvernos garantes para que se cumpla.
En temas referentes a los derechos de la comunidad LGBT como de quienes viven con un diagnostico VIH y que son el contenido de esta columna, existe un rezago en la congeladora del Congreso que se han presentado tanto en cantidad como en número de veces, de iniciativas que solo buscan proteger, dar seguridad y certeza a parejas del mismo sexo al ser estos dos sectores vulnerables a violaciones derechos humanos, incluida la violencia homofóbica, el asesinato, la violación, la detención arbitraria y la discriminación generalizada en los lugares de trabajo.
Esperemos pues que esta reforma presentada sensibilice a nuestros legisladores y que entiendan que negar derechos a un homosexual o a una persona con diagnostico reactivo limita el logro a una verdadera igualdad sustantiva que garantice el acceso a la justicia social y al estado de bienestar que todo Quintanarroense deseamos disfrutar.