El reciente (presunto) secuestro de una mujer a plena luz del día, en el centro de Cancún y frente a decenas de personas, deja al descubierto un espeluznante hecho en esta ciudad: Sus habitantes están a merced del hampa, sin que absolutamente nadie se oponga o pueda hacer resistencia.
Ahora que el Congreso del Estado ha mostrado su proclividad para citar a secretarios del gobierno estatal, a fin de que aclaren su actuación al frente de las dependencias, deben también voltear a ver el terrible hoyo que existe en Cancún y sentar en el banquillo al alcalde Paul Carrillo de Cáceres.
Y es que desde el inicio del segundo semestre de este año, el destino turístico ha reportado un hecho violento (homicidio o asalto a mano armada) un día sí y al otro también, y al otro también y así sucesivamente…sin que nadie en el gobierno municipal se preocupe ni se ocupe por lo que está ocurriendo. O al menos esa ha sido la señal enviada, al ver la actitud del alcalde tomándose fotos dignas de la sección de sociales, en franca campaña para el 2018, mientras el municipio es tomado por la delincuencia.
La autoridad municipal ha quedado al descubierto, le han quitado la máscara y el hampa lo ha exhibido con el supuesto secuestro de la mujer por parte de un comando armado que se paseó por toda la ciudad (de la Bonampak a la carretera a Mérida) sin que nadie saliera a su paso.
¿Para qué sirven las patrullas, las cámaras de video-vigilancia en las calles, para qué el C-4? ¿Tanta inversión se ha ido a la basura o es que más bien el gobierno municipal ya tiró la chamba, por estar a pocos días de entregar el poder? Este trabajo, habrá que recordar, tampoco requiere de créditos bancarios, como pomposamente el gobernante municipal lo presume.
Por supuesto que de esto deben tomar nota el gobernador electo, Carlos Joaquín y el presidente municipal entrante, Remberto Estrada, pues urge cubrir a la brevedad esta terrible ineficiencia de gobierno e incluso reclamar apoyo a la federación, pues la ciudadanía hoy se siente en franca indefensión.
Es tiempo de que el Congreso llame a Paul Carrillo para que le pida cuentas y éste aclare si puede con el paquete o no, la gente no tiene por qué estar contra la pared, atemorizada, ni un día más.
Cancún no merece este tipo de actitudes de total valemadrismo, de tirar la toalla antes de tiempo, buscando sólo los reflectores para beneficio personal. El municipio más importante del sureste reclama mucho trabajo, compromiso, talento y honestidad.
Y ya es tiempo que se le haga justicia.
