Roberto Lemus / Grupo Cantón
Antonio Flota, enlace de la SEQ en el municipio, detalló que se han activado medidas de control en coordinación con la Secretaría de Salud
TULUM.– Un brote del virus coxsackie encendió las alertas sanitarias en Tulum, donde autoridades educativas y de salud confirmaron al menos 50 casos entre alumnos de distintos niveles escolares.
La Secretaría de Educación de Quintana Roo (SEQ) informó que, por el momento, solo el kínder Tulum suspendió clases de manera temporal, mientras el resto de los planteles continúan operando bajo protocolos preventivos.
Antonio Flota, enlace de la SEQ en el municipio, detalló que se han activado medidas de control en coordinación con la Secretaría de Salud, la Dirección de Salud Municipal y el presidente municipal, Diego Castañón Trejo.
“Estamos muy pendientes del brote del virus coxsackie. Hasta ahora van 50 casos, por lo que estamos tomando las acciones y los protocolos sanitarios que nos indica el sector salud de manera puntual”, indicó el funcionario, quien recalcó que las acciones se realizan bajo instrucciones de la secretaria de Educación, Elda Xix Euán.
Entre las medidas implementadas se incluyen la sanitización de escuelas, el uso de gel antibacterial, cubrebocas, filtros sanitarios y la recomendación a los padres de familia de no enviar a niños con síntomas.
“Si detectamos que una niña o un niño tiene algún síntoma, se les avisa a los padres para que lo retiren. Pedimos la comprensión de las familias para evitar contagios”, agregó Flota.
De acuerdo con los reportes, desde la detección del primer caso la semana pasada se establecieron cercos sanitarios en los planteles.
Aunque los contagios no han mostrado un crecimiento acelerado, se siguen confirmando entre uno y dos casos nuevos por día, dependiendo del diagnóstico médico.
El brote ha generado inquietud entre madres, padres y sectores de la sociedad civil, quienes consideran que la respuesta institucional fue más reactiva que preventiva.
La expansión del virus a varios planteles, aunque solo uno haya cerrado, ha puesto en duda la efectividad de los filtros sanitarios y la vigilancia epidemiológica.
Tampoco se ha detallado si las escuelas cuentan con recursos suficientes para garantizar la desinfección constante, ni si el personal está capacitado para aplicar los filtros sanitarios.
Estas carencias abren interrogantes sobre la capacidad para mantener las aulas abiertas si los contagios se incrementan.
Pese a las declaraciones oficiales que insisten en que el brote está “bajo control” y que no existe motivo de alarma, el número de casos confirmados refleja una situación delicada que requiere transparencia, responsabilidad y comunicación efectiva con la comunidad educativa.
La suspensión de actividades en un solo plantel podría no ser suficiente si no se refuerzan las medidas preventivas y se actúa con mayor anticipación ante los síntomas detectados.
