PLAYA DEL CARMEN. Rafael Quintanar González, cuñado de los hermanos Ramos Hernández (Emiliano y Janitzio), yerno de Salvador Ramos; ex militante del PRD, ex diputado local, ex funcionario público de esta administración estatal (director general del Instituto Estatal para la Educación de los Jóvenes y Adultos IEEA) y por último, ex coordinador de campaña del Partido del Trabajo, irrumpió con varias decenas de personas las cuales, no se sabe si son correligionarios, auténticos habitantes de Playa del Carmen; si fueron por su propia voluntad, si fueron contratados; si se trataba de golpeadores; pero el tristemente célebre Rafael Quintanar arengó hasta instruir la irrupción en un domicilio particular, con lo que configuraron presuntamente los delitos de allanamiento de morada, robo en casa habitación, privación de la libertad, entre otros.
Los hechos se desarrollaron en las inmediaciones del fraccionamiento Villa Mar I, enfrente de las oficinas administrativas de Seguridad Pública en la zona suroccidente de Playa del Carmen. Originalmente, un grupo de personas estaban allí haciendo fila para que les pagaran; estas personas dejaron en claro desde el inicio que fueron representantes generales y de casilla de la candidata Lili Campos, por lo que esperaban un pago.
En un momento, el dirigente estatal de Morena, Ricardo Velazco, Rafael Quintanar y otros miembros de la dirigencia hicieron acto de presencia acompañados de varias decenas de personas quienes comenzaron a intimidar a quienes esperaban y a los instalados dentro del inmueble; al percibir el amago de quienes estaban afuera, la gente dentro cerró los accesos para no permitirles entrar.
DIRIGENTES PITONISOS
Antes de arengar a la violencia, los miembros de la dirigencia y el coordinador de campaña del PT, Rafael Quintanar, improvisaron una escena en la que pretendieron actuar el rol del “justiciero” y en ese momento informaron a los presentes que adentro, no sólo se estaría pagando cada voto emitido por la candidata del PAN-PRD-PES, Lili Campos a 3 mil pesos cada uno, sino que además, adentro había evidencia de “fraude electoral”; esta declaración fue previa al allanamiento y sin que ninguno de los “manifestantes” hubiese ingresado.
En una de las intervenciones, los “justicieros” habrían asegurado que preparaban la denuncia ante la Fepade y que esperarían al arribo de algún funcionario público de esta fiscalía, sin embargo, antes que llegara ninguna autoridad, los dirigentes instruyeron a sus huestes para que abrieran por la fuerza una de las puertas de acceso, para luego exigirles que entraran y sacaran lo que pudieran del interior.
LAS PRESUNTAS PRUEBAS
Con gritos, golpes, empellones y el más “elegante” de los lenguajes, la turba ingresó para arrasar con todo lo que encontraron a su paso y mostraron a quienes se acercaron a imprimir placas fotográficas o videos, lugares en el piso donde habían boletas electorales, listas de nombres con firmas, actas de cierre de casillas, mamparas, bolsas ecológicas, entre otros objetos.
Los cabecillas de la turba improvisaron entonces una segunda intervención para hacer una declaración durante la cual aseguraron contar con pruebas suficientes para revertir el resultado de la elección e, irónicamente, pidieron a los presentes que no se llevaran nada, pues se traba de pruebas que presentarían ante la autoridad, pero de nada sirvió, la masa descontrolada rompió documentos, pateó utilitarios y varios de ellos salieron corriendo con cosas de mayor valor que los presuntos documentos que pretendieron poseer.
Por Carlos Calzado/Grupo CANTÓN
