CHETUMAL, Q.Roo.- Con la anuencia de las autoridades, más de 750 familias se han apoderado de los parques de la ciudad que han sido convertidos en verdaderos mercados.
La falta de oportunidades laborales y en muchos casos el oportunismo, son las principales causas que han provocado que estos lugares de esparcimiento familiar, ahora sean utilizados como centros comerciales o centrales de abasto.
Esta situación no es nueva, pero son las propias autoridades las que han dejado crecer este fenómeno económico y no sólo eso, sino que promueven estas actividades de comercio informal, sin importar las multicitadas quejas de los empresarios formalmente establecidos.
El capítulo III del Reglamento de Parques, Fuentes, Jardines y Áreas Verdes del Municipio de Othón P. Blanco en sus artículos 11 y 15 se establece que solo se pueden colocar instalaciones de puestos fijos y semifijos en los parques con la autorización del secretario o Secretaría General del Ayuntamiento.
Dada la incapacidad de las administraciones pasadas de gestionar empleos o espacios acordes para la realización de actividades comerciales, se permitió utilizar los parques para ofertar productos legales e ilegales y ahora el gobierno municipal, enfrenta problemas para retirarlos o reubicarlos.
Los parques con mayor concentración de gente dedicada al comercio informal son: Forjadores (liverpulito), Proterritorio, Las Casitas, Los Caimanes y Fraccionamiento Caribe.
El más viejo
El más antiguo, el parque de Forjadores, tiene más de 400 vendedores, el resto de comerciantes están divididos, en los otros cuatro parques.
En estos lugares se puede encontrar casi cualquier cosa que se pueda vender como: comida, ropa, piezas de computadoras, perros, peces, zapatos, aparatos eléctricos, perfumes, frutas, verduras, carne, plantas, discos piratas, medicinas naturales, abarrotes, celulares, juguetes, cosméticos, herramientas, vajillas, ollas, lentes, bicicletas, entre otras cosas. Los artículos que se ofertan van desde los 5 hasta los 200 pesos, promedio.
A los comerciantes de estos parques el Ayuntamiento les cobra en promedio 10 pesos por metro cuadrado, según los propios vendedores.
Daniel Vázquez Solano, dueño de un puesto, señaló que paga 120 pesos diarios por derecho de piso, dijo que ya tiene muchos años trabajando en los parques y aseguró que lamentablemente este tipo de actividades informales son el reflejo de los gobiernos.
Indicó que si los gobiernos trabajaran para apoyar a la sociedad se contaría con trabajos o negocios bien remunerados y “no habría la necesidad de estar yendo de parque en parque, para vender cosas de medio uso o nuevas en estos lugares de esparcimiento para sacar a lo mucho 200 pesos al día”. Dijo que el ya cuenta con 65 años de edad y las oportunidades ya son nulas para encontrar un trabajo, por lo que se vio obligado a seguir en esta actividad que es el sustento de su familia.
Sin embargo, también se registran robos y en algunos casos hasta pleitos por los espacios, no hay un orden en este tipo de actividades y cada quien saca provecho de lo que quiere o puede.
Desde 2015 el Gobierno Municipal habló de la posibilidad de generar un reglamento para tianguis y bazares, pero todo se quedó en el tintero.
Sin embargo esto sería algo contraproducente, si se toma en cuenta las constantes quejas que han hecho público las cámaras de comercios locales, las cuales piden que al igual que ellos paguen los impuestos que correspondan y formalicen su actividad. (David Acosta/Quintana Roo Hoy)