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diciembre 23, 2024

Cancún

Sacrifica todo por sus hijos

CANCÚN, Q.Roo.– En una humilde vivienda de la colonia Nuevo Milenio, que se ubica en una de las zonas irregulares que se encuentran a la salida a Mérida, vive Rosa Espinoza Espinoza, quien a pesar de no haber concluido sus estudios de primaria, saca adelante a sus tres hijos con los 200 pesos diarios que gana de su trabajo como chatarrera y en el aseo de casas.

Quizá su historia es como la de miles de mujeres “guerras” en el país, que no se lamentan por no tener una pareja que las mantenga o las ayude económicamente, sino que por su cuenta sacan adelante a sus hijos.

Sentada en una silla de plástico vieja en el patio de su casa, en donde se puede notar una gran cantidad de chatarra y zapatos viejos, recuerda con nostalgia que la vida ha sido algo dura y cruel con ella, porque el no tener un trabajo fijo le costó que el DIF le haya recogido a sus hijos en una ocasión.

“Tengo que chatarrear y a veces acudo a alguna casa a hacer la limpieza para poder sacar adelante a mis tres hijos de 6, 9 y 13 años, por lo que en ocasiones gano hasta 200 pesos diarios”, comentó.

ETAPA DIFÍCIL

Con la mirada clavada en el piso de tierra, doña “Rosita” dice que sólo tiene dinero si trabaja diario, pero que en ocasiones la lluvia no le permite salir a laborar y que sus hijos ya saben que cuando eso sucede se tienen que limitar con comer una vez al día o, si bien les va, los vecinos les comparten algunos alimentos.

Pero la voz se le entrecorta cuando recuerda que hace un par de años sus hijos fueron recogidos por el DIF, ya que la demandaron porque según tenía abandonados a sus vástagos y que los tenía encerrados todo el día por irse a trabajar.

Esto ocasionó que estuviera detenida alrededor de dos días, y para poder salir le dijeron que no tenía que separarse las 24 horas de sus hijos, motivo por el cual se dedicó a chatarrear por las noches, mientras ellos dormían, y por la mañana los llevaba a la escuela a bordo de un triciclo viejo que le sirve para trasladar los objetos que encuentra o le regalan.

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Cuando sus hijas más grandes comenzaron a ir al kínder, la directora del plantel le dio la oportunidad de trabajar como intendente provisional en la escuela, en donde le pagaban 700 pesos semanales.

Sin embargo, cuando sus tres hijos salieron del jardín de niños, la oportunidad de tener ese sueldito se acabó, aunque mantuvo la amistad con la profesora, quien para ayudarla le ofreció hacer el aseo a su casa dos veces a la semana.
“Ahí la llevamos, ya estamos pasando lo duro, no tenemos dinero, pero ya la etapa difícil ya pasó, mis hijos ya están un poco más grandes.

EL MEJOR REGALO

Con los ojos cristalinos, doña “Rosita” comenta que no hay nada mejor que pasar el 10 de mayo y el 30 de abril en compañía de sus hijos, que no importa que no compren nada y tampoco que salgan a pasear. (Renán Moguel/QUINTANA ROO HOY)

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