Jazmín Ramos
CANCÚN, Q. Roo
Desde una esquina en una popular colonia de la periferia, hasta una lujosa casa de citas en la zona turística, la prostitución en Quintana Roo coloca al estado entre los tres primeros lugares en turismo sexual, las preferencias están de más, el mercado se ha diversificado: sexo con hombres, mujeres, niños y en pareja, cuyas tarifas van de 100 hasta diez mil pesos.
La industria del sexo es un gran negocio y si bien hay quienes alquilan sus cuerpos por decisión propia, creando incluso categorías como la prostitución de alto standing –VIP-, en el que quienes ofrecen el servicio eligen a sus clientes y socializan previo a la relación sexual, datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) refieren que en México 3.6 millones de personas son utilizadas para la explotación sexual, de las cuales el 31% son menores de edad, cabe indicar que los estados con vocación turística registran la mayor incidencia.
En el caso de Quintana Roo, de acuerdo a un estudio de Trata en el sector turismo del Observatorio de Violencia Social y de Género, hay incluso paquetes exclusivos para quienes buscan sexo durante su visita a los centros vacacionales, los cuales incluyen desde transportación, hotel y la compañía. La mayoría de estos viajeros son pederastas, de ahí que los menores de edad sean los de mayor demanda.
Es más, según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unisef), los municipios de Benito Juárez (Cancún) y Acapulco (Guerrero), lideran la explotación sexual infantil, actividad que a nivel nacional genera 24 mil millones de dólares anuales.
Asimismo, datos de la consultoría Redes Turismo refieren que entre las entidades con mayor índice de trata de personas destacan Quintana Roo, Yucatán, Jalisco, Chiapas, Oaxaca y Guerrero, de un total de 18 jurisdicciones del país, que concentran el 90% de esta actividad.
Quintana Roo, el paraíso
La prostitución consensuada u obligada ha colocado al estado en un paraíso del turismo sexual, la cual se promueve desde un anuncio en medios impresos hasta sofisticadas plataformas digitales, aprovechando el boom de las nuevas tecnologías. Basta usar un buscador y con un sólo clic se despliegan toda clase servicios, cuyos precios se ajustan a los bolsillos de los clientes.
En Cancún, el mercado se ha diversificado, desde quienes ofrecen sus servicios en áreas populares como la supermanzana 63, 64, 66 y en la avenida Yaxchilán, hasta la majestuosa zona hotelera, donde el sexo se entrelaza con veladas románticas en una lujosa suite.
La industria del sexo busca satisfacer hasta los clientes más sofisticados, por lo que existe un abanico de nacionalidades de quienes alquilan sus cuerpos.
Quienes trabajan por agencia, según explicó V.L.T. (se omiten los generales para protección de la fuente), administradora de una casa citas de la zona hotelera, lo hacen bajo contrato, la jornada laboral es de ocho horas y de un encuentro a otro tienen una hora para relajarse, bañarse y volver a “entrar en acción”.
Dijo que la prostitución de alto standing –VIP- está de moda y va en aumento en Cancún y Playa del Carmen, debido a que va dirigido a clientes exclusivos, quienes eligen a los acompañantes (hombres, mujeres o parejas) a través de un catálogo, “la mayoría de nuestros trabajadores oscilan entre los 18 a los 25 años de edad, y contrario a lo que se piensa no son personas de escasos recursos, sino jóvenes que incluso tienen una profesión o cursa la universidad.
“Nuestro servicio es VIP y no sólo se ofrece sexo, sino también compañía y como la cartera de clientes es de extranjeros contratamos personas que mínimo hablen dos idiomas y tengan tema de conversación, pues la idea es que el visitante tenga una excelente experiencia”, detalló.
Mencionó que sus acompañantes pueden ganar entre 80 y 90 mil pesos mensuales, aunque todo dependerá de qué tan populares sean. Las tarifas van de cinco mil a 10 mil pesos.
Soportar borrachos y drogadictos
En contraste a los servicios que ofrecen las agencias y casas de cita, quienes se prostituyen por necesidad en las colonias populares enfrentan un panorama distinto en donde incluso sufren toda clase de vejaciones.
Hay quienes trabajan por cuenta propia en una esquina, otras laboran en cuarterías o cantinas, y en estos casos tienen que dar un porcentaje a quienes las manejan.
