Jesús Vázquez
CANCÚN, Q. Roo
Si bien ni siquiera se ha lanzado la convocatoria para la primera etapa de construcción del puente Bojórquez, el ajuste presupuestal para 2017 anunciado por el secretario de Hacienda Luis Videgaray pone en riesgo la conclusión del mismo, pues según las propias declaraciones del director general de Fonatur, Héctor Gómez Barraza, el puente depende de las asignaciones presupuestales que se le den hasta 2017, año en que está programado el término de la obra.
El 13 de octubre de 2015, el titular de Fonatur realizó una gira de trabajo por Cancún en la que entregó obras en la zona hotelera de Cancún y anunció una inversión por 1,000 millones de pesos en el puente Bojórquez, el cual, dijo, es una obra de suma importancia porque para entrar y salir de la zona turística y solucionar el tráfico en el área de Punta Cancún, que es el cuello de botella más problemático en las horas pico.
“Este puente tiene aproximadamente un costo arriba de los mil millones de pesos (…) va a aliviar el tema del tráfico y adicionalmente garantizará un tema de protección civil para efectos de lograr que la comunidad esté mejor comunicada.
Dijo también que iniciarían construcción en los primeros meses de 2016, “sacaremos una licitación internacional por un monto superior a los mil millones de pesos; la primera parte que se ejercerá el año que entra (2016), los arranques de las obras de infraestructura son más lentas porque hay que hacer el pilotaje y en 2017 se invertirán arriba de 300 millones de pesos. Se concluirá en 2017”, aseguró entonces Gómez Barraza.
A menos de cinco meses de esas declaraciones, no se ha lanzado ni siquiera la licitación de obra por los 1,000 millones de pesos que anunció entonces el titular de Fonatur, pero además el gobierno federal ha anunciado nuevos “ajustes” al gasto federal que se aplicarán en 2017.
Tanto el Consejo Coordinador Empresarial del Caribe (CCE-C), como la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) han alertado sobre el riesgo de que el puente Bojórquez resulte afectado presupuestalmente debido a las presiones de las finanzas federales por la caída en los precios del petróleo y por la depreciación del peso frente al dólar.
