Redacción
CANCÚN, Q. Roo
Carlos Trigos Perdomo, ex tesorero de los Ayuntamientos de Benito Juárez y Solidaridad durante los periodos de Gregorio Sánchez Martínez (2008-2010) y del actual gobernador electo Carlos Joaquín González (2005-2009), respectivamente, encarcelado desde el 17 de diciembre del 2012 en el Centro de Readaptación Social de Cancún por los delitos de peculado y enriquecimiento ilícito, fue puesto en libertad ayer sin que se dieran a conocer las condiciones de su excarcelación.
El ex funcionario municipal abandonó las instalaciones carcelarias cerca de las 18 horas, a bordo de una camioneta marca Lincoln que ingresó hasta el estacionamiento a recogerlo. Se ignora quién o quiénes iban a bordo.
Trigos Perdomo fue aprehendido derivado de la causa penal 64/2012 girada por el Juzgado Tercero de Primera Instancia, luego de que Auditoría Superior del Estado lo denunciara en el 2010 por el desvío de más de 87 millones de pesos, correspondientes a la cuenta pública del ejercicio 2009 del Ayuntamiento de Benito Juárez.
Tras su captura, dos años después de haber sido acusado, el entonces procurador de Justicia, Gaspar Armando García Torres, declaró que la detención de Trigos Perdomo se trataba de un asunto “estrictamente jurídico”, basado en la denuncia presentada por la Auditoría Superior del Estado, lo que confirmaba, dijo, que Quintana Roo la justicia se aplicaba “en forma pareja”.
No obstante, se manejó la versión de que se trataba de una víctima colateral de la persecución política desatada entonces en contra del perredista Gregorio Sánchez Martínez, aspirante a la gubernatura del Estado y quien fuera también encarcelado por presuntos vínculos con la delincuencia organizada.
Sin embargo, a Carlos Trigos, quien fue también inhabilitado para ocupar cargos públicos por 20 años, se le adjudicaron millonarias propiedades dentro y fuera del país, entre las cuales se encontraban al menos diez residencias en Playa del Carmen, Tulum, Cancún y Mérida; terrenos de alta plusvalía en estas ciudades; varios negocios como locales comerciales, salones de belleza, canchas deportivas y una funeraria; así como departamentos de lujo en Miami y Nueva York.
Aficionado al béisbol de las Grandes Ligas, en Nueva York adquirió también una membresía de un palco en el Yankie Stadium, a donde acudía a ver jugar al equipo de casa.