Jazmín Ramos
CANCÚN, Q. Roo.
Los reptiles y anfibios que habitan en Quintana Roo, han disminuido considerablemente su población a causa del cambio de uso de suelo, los fenómenos meteorológicos, tráfico ilegal e introducción de especies exóticas en su medio ambiente.
Según datos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el país ocupa el quinto lugar a nivel mundial en relación a la diversidad de esta fauna, ya que se tiene el registro de 15 familias, 43 géneros y 363 especies en territorio nacional.
No obstante a esta diversidad, el 60% de esas especies están en riesgo de desaparecer y entre ellas destacan los reptiles y anfibios que habitan en Quintana Roo, cuyo entorno se ha visto afectado por la actividad humana.
Al respecto el biólogo de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), Esteban Amaro Mauricio, explicó que ante el desarrollo turístico y urbano desmedido en el Caribe Mexicano, los reptiles y anfibios enfrentan serios problemas en sus ciclos reproductivos, por lo tanto hay especies que están en riesgo de extinción.
Añadió que, los anfibio y réptiles son grupos muy vulnerables, de hecho son especies bio-indicadoras del cambio climático y afectaciones serias al medio ambiente, ya que son las primeras en resentir las modificaciones del entorno donde cohabitan.
“Quintana Roo a comparación con otros estados del país, tiene un ecosistema muy frágil, por lo tanto sí se está impactando el manglar y la selva baja, lógicamente el hábitat de estas especies se ve amenazado y con ello sus ciclos reproductivos, por lo tanto la población irá disminuyendo, hasta su extinción.
Comentó que, a pesar de que las autoridades ambientales, tienen registradas como fauna amenazada a los tres tipos de iguana que habitan en la región y a la boa constrictora, aún no han aumentado su población y menos sí se continúa con el desarrollo desmedido.
En cuanto a los dos especies de cocodrilos que hay en el estado, dijo que estas están tipificadas como especies protegidas, no obstante la realidad, es que no se da cumplimiento a esa normal y prueba de ello es que se siguen afectado su entorno.
“En si hay una variedad de reptiles y anfibios que cohabitan tanto en la selva baja como en los manglares, los cuales en general están siendo amenazados y de continuar con esa tendencia en el futuro se habrán extinguido”.
El biólogo añadió que México es un país con una mega-diversidad de especies pero desafortunadamente hay una suma de factores que las ponen en riesgo a pesar de que se tiene una legislación ambiental de primer mundo; sin embargo, está no se lleva a la práctica, solo queda en papel, por lo que es urgente accionarla.
En ese sentido mencionó que, en medida que las autoridades ambientales hagan cumplir la ley, se podrá frenar todos estos cambios que están impactando a las especies, no solo a los reptiles y anfibios, sino en general a toda la fauna de país, pues han sido muy permisivos.
Recalcó que, el caso de Quintana Roo, es muy particular, pues debido a que sus bellezas naturales son atractivas para el turismo, fluyen toda clase de intereses permitido construir en áreas muy frágiles, afectado el hábitat de especies, principalmente de los anfibios y reptiles, cuya existencia está en riesgo.
Bajo esa consideración, de acuerdo a estadísticas mundiales, la situación en México con respecto a estas especies, es alarmante, pues solo es superado por Colombia cuya situación es de alto riesgo.
En lo referente al contexto del país, se tiene 363 especies de anfibios, de los cuales el 60% son endémicas y de estas en Quintana Roo habitan 134 géneros cuya variedad única recaen en 24 tipos, en donde existen categorías de riesgo por la Norma Oficial Mexicana NOM-059-Semarnat 2010.
De estas, las que tienen mayor peligro destacan: la salamandra lengua de hongo (Bolitoglossa yucatana), la rana de lluvia (Craugastor yucatanensis) y la rana de casco (Triprionpetasatus), pues ante los constantes cambios de uso de suelo son muy vulnerables.
En cuanto a los reptiles endémicos hay 21 especies, entre ellas la tortuga de agua dulce, dos iguanas, siete lagartijas y 11 serpientes, las cuales han reducido su población.
De seguir con esa voracidad en el cambio de uso se suelo en un periodo no mayor a 20 años la mayoría de estas especies habrán desaparecido, las cuales son esenciales para mantener el equilibrio ambiental.