Jesús Vázquez
CANCÚN, Q. Roo
Aunque Cancún no es un referente de cultura religiosa, es uno de los destinos que mejor capitaliza los beneficios económicos que genera el turismo religioso a lo largo del año y particularmente en Semana Santa. Las estimaciones de la Secretaría de Turismo federal establecen que la derrama a nivel nacional es del orden de los 18 mil millones de pesos por este segmento, y moviliza más 30 millones de viajeros a través de los principales centros de culto de todo el país.
Gracias a su conectividad aérea, Cancún funge como distribuidor del turismo extranjero que ingresa al país atraído por sus atractivos religiosos, pero es también uno de los destinos favoritos para el turismo nacional que se desplaza por millones durante la Semana Santa en el interior del país.
La propia Secretaría de Turismo anticipó antes de iniciado este periodo vacacional que los destinos de la zona norte de Quintana Roo serían los más visitados en Semana Santa a nivel nacional.
“Los puertos de Cancún, Cozumel, Isla Mujeres y la Riviera Maya serán algunos de los sitios más visitados por los paseantes tanto mexicanos como extranjeros. Se estiman ocupaciones arriba de 90%, mientras que en Cozumel será de 85%; por su parte, en isla Mujeres habrá 69% de ocupación hotelera y en la Riviera Maya habrá 89%. En el Aeropuerto Internacional de Cancún, Quintana Roo, se esperan unos 200 vuelos diarios por parte de las sesenta empresas aéreas, que operan en aquella terminal aérea del Caribe mexicano”, informó la Sectur previo al arranque de la temporada vacacional.
Máximo Rocha García, vicepresidente de la AHC, comentó que aunque Cancún no es un destino con motivos religiosos que atraiga a las masas, se ha convertido en el punto de entrada hacia el interior del país, gracias a su inmejorable conectividad aérea.
No se hace turismo religioso propiamente en Cancún y la Riviera Maya, pero sí es paso obligado para quienes pretenden visitar atractivos religiosos de otras partes del país, principalmente Yucatán, que tiene la catedral más antigua de América, refiere Rocha García.
Algunas agencias de viajes brasileñas promocionan a Cancún como el único lugar en el mundo en donde se realiza un Viacrucis en la playa, además de tener cerca otros lugares de culto católico como la ruta de los conventos que comparte con Yucatán.
Claudemir de Carvalho, directivo de la agencia de turismo religioso Catedral Viagens, refiere que esta agencia organiza tours turísticos a los principales centros religiosos de México empezando por la Basílica de Guadalupe; Chalma, en el estado de México; la basílica de Nuestra Señora de Guanajuato; la basílica de San Juan de los Lagos en Jalisco; y el viaje culmina en Cancún, que resulta de gran atractivo para los viajeros que tras realizar su recorrido espiritual buscan un descanso pleno con los servicios de alta calidad y opciones de divertimento que ofrece el Caribe mexicano.
Catedral Viagenes y Viajes Peregrinos son hasta el momento las dos únicas agencias especializadas en turismo religioso con sede en Cancún que están aprovechando el auge del turismo brasileño de los últimos tres años.
Juicimi Festa, ejecutiva de la agencias Viajes Peregrinos, filial de la agencia Papaya Maya, refiere que desde finales de 2011 en que iniciaron los recorridos han logrado traer más de 5 mil turistas atraídos por la cultura religiosa de México. “Es gente que gasta en promedio mil dólares diarios, son muchos de los nuevos ricos que está generando en Brasil por el crecimiento de su economía”, refirió.
Promoción del segmento
Desde 2012 a propósito del 450 aniversario de la llegada de Francisco Toral –el primer obispo en la península Yucatán–, la diócesis de Mérida junto con la prelatura de Cancún-Chetumal trabajan en un proyecto para la conformación de cuatro rutas culturales-turísticas que buscan difundir la riqueza espiritual de esta región de México.
El padre Pedro Mena, de la Comisión de Arte Sacro de Yucatán, explicó que el planteamiento general es el establecimiento de cuatro rutas hacia los conventos de Izamal, Zizal (Valladolid), Conkal y Maní con salidas desde Quintana Roo y Campeche. A cuatro años de ese planteamiento, ya se movilizan más de 3 mil viajeros al año en una de las rutas.
Todos los recorridos están unidos por la temática de la evangelización que inició el primer obispo de la península Francisco Toral, pero diferenciados entre sí por las características propias de cada convento.
El recorrido hacia el convento franciscano de Maní, por ejemplo, está dedicado a la figura de Diego de Landa, conocido por el llamado Acto de Fe de Maní, que fue la incineración de ídolos y altares mayas para obligar a los indígenas a abrazar el credo cristiano. El recorrido incluye visitas a Tikunché, Tekax, Oxkutzcab donde fueron escarmentados los antiguos jefes mayas por órdenes del religioso.
El proyecto para esta ruta incluye la construcción de un museo de Diego de Landa, con todas las transcripciones de los códices y glifos mayas que él hizo y que aún sirven para la interpretación de los vestigios de dicha civilización, explica el padre Mena.
Otros de los personajes que se rescataron para darle soporte histórico a los recorridos es el de Pascual Estrella, un artista “quizá de origen maya”, que realizó varias de las pilas bautismales más hermosas que existen en Hispanoamérica y que dejó su huella en varios conventos, como el de Sabán, en los que además a apreciarse el arte sincrético de la herencia española e indígena, se buscaría generar aproximaciones espirituales hacia el verdadero significado de uno de los siete sacramentos, añade el clérigo.
Los recorridos están innovando con el concepto de turismo social, al generar opciones de desarrollo para las comunidades en que se encuentran enclavadas estos monumentos coloniales. A largo plazo, el proyecto pretende habilitar como casas de huéspedes viviendas hechas de paja y palo para aquellos visitantes que quieran vivir experiencias sobre cómo es la vida en esas comunidades. “De hecho ya existen agencias de viajes que promueven este concepto de turismo social para aquellas personas que buscan desconectarse totalmente de la vida moderna y vivir situaciones de aislamiento espiritual y convivencia con otras culturas”, concluye el prelado.
