CANCÚN, Q. Roo.- La mayoría de los Síndicos y Directores Jurídicos de los Ayuntamientos de Quintana Roo, desconocen si sus antecesores dieron cumplimiento con formular, aprobar y expedir el Bando de Policía y demás reglamentos, acuerdos y disposiciones de carácter general que se requieren para la organización y funcionamiento de la administración y de los servicios públicos; a cinco meses de haber asumido el cargo, no se notan sus trabajos.
A decir del propio reglamento interno del Ayuntamiento, emanado del artículo 115 Constitucional, los síndicos municipales tendrán a su cargo la procuración y defensa de los derechos e intereses del municipio, en especial los de carácter patrimonial y la función de contraloría interna, la que, en su caso, ejercerán conjuntamente con el órgano de control y evaluación que al efecto establezcan los ayuntamientos. Además de vigilar que las multas que impongan las autoridades municipales ingresen a la tesorería, previo comprobante respectivo, entre otras funciones que se encuentran enlistadas en el referido artículo.
En entrevista con el exsíndico municipal, José Félix de la Cruz Canul, lo que menos se hace es defender el patrimonio del Ayuntamiento, tanto económico como los inmuebles, hay casos donde los exempleados han cobrado sumas millonarias por la falta de negociación de los síndicos municipales.
Por el lado de las multas, ni los apoderados legales del ayuntamiento, ni los directores jurídicos vigilan que se cumpla con que cada una de las sanciones económicas impuestas en los diferentes rubros como de tránsito, permisos de venta de licor, permisos en la vía pública, derecho de piso, etc., están pendientes que ingresen a la tesorería del Ayuntamiento, con lo que existe fuga de dinero que va a parar a manos de funcionarios corruptos.
“Para nadie es un secreto las cuotas que deben de dar cada uno de los directores, desde el de Obras Públicas hasta el de la policía; así que no les queda más remedio que acudir a la famosa ‘mochada’, eso y la corrupción es una misma cosa”, enfatiza de la Cruz Canul.
Concluye al decir que cuando el síndico no conoce su función, es fácil que la corrupción se asiente en esa administración, pero lo peor es cuando él mismo se presta a realizar estos actos que dañan a la ciudadanía. (Martín G. Iglesias / QUINTANA ROO HOY)