CANCÚN, Q. Roo.- La llegada de 600 militares a Cancún está siendo interpretada como un proceso de militarización como el que vive Acapulco desde tiempos de Felipe Calderón a partir de 2007, el cual a lo largo de toda una década ha comenzado a arrojar resultados concretos para el puerto hace apenas unos cuantos meses.
Quintana Roo Hoy estuvo en el puerto para entrevistar tanto al alcalde como a taxistas de Acapulco, quienes dan su versión de lo que les ha costado superar el enorme lastre de la violencia, además de cómo los síntomas que ellos padecieron parecen estar viéndolos reproducirse en otros destinos turísticos del país.
Según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en Guerrero “la guerra contra el narcotráfico” lleva un saldo de 16 mil 359 víctimas en un período que va del 2005 al 2015.
En 2005, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi) registró 589 homicidios en el estado; sin embargo, para el 2012, año en que la violencia alcanzó cifras récord, se reportaron 2 mil 348 homicidios, es decir, que el número de los homicidios aumentó en 398%.
Quintana Roo está lejos de estar siquiera a la mitad de las cifras que a lo largo de 10 años han colocado a Guerrero como el estado más violento de todo el país, pero la percepción de la inseguridad esa sí se ha incrementado, sobre todo en los últimos meses de 2016 y el arranque de 2017.
Testimonio anónimo
“Humberto”, un trabajador del volante que prefirió reservarse su nombre verdadero, contó a Quintana Roo Hoy cómo ha visto el proceso completo desde que Acapulco comenzó a ser tomado por los cárteles del crimen organizado, hasta los más recientes esfuerzos de la población civil por recuperar la tranquilidad.
El primer incidente violento que recuerda es un ataque a mediados de 2005 en la costera Miguel Alemán, comandado por pistoleros de los hermanos Beltrán Leyva, que dejó un saldo de seis muertos y un despliegue inusual de fuerzas policíacas.
Desde entonces todo fue cuesta abajo.
“El turismo estadounidense desapareció. Dejaron de verse por la costera”, refirió el taxista.
Las estadísticas oficiales establecen que entre 2008 y 2012, cuando la violencia por la disputa entre bandas del narcotráfico se recrudeció a niveles nunca antes visto, de los casi 1.5 millones de visitantes extranjeros que recibía el puerto anualmente, la cifra se desplomó a menos de 200 mil al año.
Hasta antes de 2009, el puerto captaba alrededor de 30 mil “springbreakers”, para 2011 el segmento desapareció por completo de Acapulco, y para 2016 no rebasaron los 5 mil jóvenes estadounidenses durante toda la temporada.
Sin embargo, la debacle más severa respecto de la cual no hay visos de recuperación verdadera es en la industria de los cruceros.
De los 130 o 150 barcos que captaba Acapulco en el llamado Puerto San Diego, la cifra se desplomó a prácticamente 8 y 9 barcos entre 2009 y 2014.
Una ligera recuperación se vive en el puerto desde 2015, con cifras de entre 30 y 40 hacia 2016, pero no es ni la mitad del número de barcos y derrama que el puerto llegó a captar.
Optimismo oficial
Quintana Roo Hoy se entrevistó también con Evodio Velázquez Aguirre, presidente municipal de Acapulco, quien dijo que si bien el puerto atravesó por años de descomposición social que permearon en la economía misma de toda la ciudad, en 2017 están en franca recuperación, tras concluir un Tianguis Turístico que fue catalogado como el más exitoso en los 42 años de historia del evento, y habiendo conjurado los temores de falta de asistencia de los grandes compradores internacionales al evento por supuestos riesgos de inseguridad durante la realización del encuentro.
¿Percepción errónea?
El alcalde Velazquez Aguirre dijo que las comparaciones son siempre poco precisas y nunca son justas para nadie; sin embargo, dijo que Cancún y otros destinos del país deben tomar a Acapulco como ejemplo para permitir que la percepción de las cosas haga más grande el problema de lo que en realidad es.
“Tienen que agruparse todos los órganos de gobierno, la iniciativa privada, los ciudadanos, porque pareciera a veces que es sólo un tema de opacidad, de una crítica constante a los gobiernos por parte de los ciudadanos, pero en realidad se tiene hacer un trabajo conjunto, con acciones rápidas”, indicó.
“No pueden dejar que la percepción gane, porque a veces un tema negativo se multiplica en la mente de la gente. Nosotros así fue como perdimos el camino. No hubo reacción inmediata, no generamos un departamento de crisis, por ello se perdieron varios años”, agregó.
En ese camino por salir del atolladero, Acapulco ha desarrollado estrategias innovadoras como el Centro de Atención Integral al Turista, el cual no es una oficina a la que tengan que acudir los turistas que pretendan resolver un contratiempo, sino brigadas de jóvenes y voluntarios que recorren la costera perfectamente uniformados para resolver cualquier tipo de incidente que pueda afectar la estancia de cualquier turista.
Distan de ser iguales
El comparativo de niveles de inseguridad entre Acapulco y Cancún prácticamente no hay nada que parezca indicar que el Caribe mexicano está siquiera cerca de los niveles de violencia que llegó a tener el puerto, y que aún lo mantienen en el sitio número uno de los municipios más violentos del país.
Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Acapulco encabeza desde 2015, e incluso antes, el listado de los 50 municipios más violentos del país.
En ese año, Benito Juárez se situaba en el sitio 53, es decir, fuera de los 50 más violentos.
Para 2016, el listado seguía siendo encabezado por Acapulco, pero ningún municipio de Quintana Roo apareció entre los primeros 50.
Para los primeros dos meses de 2017, las cifras ilustran muy gráficamente la distancia que existe entre los dos municipios en términos de índices delictivos; sin embargo, el ejército se encuentra desplegado en ambos destinos como si se tratase de sitios con niveles similares de inseguridad.
Entre enero y febrero Quintana Roo registra un total de 56 homicidios, de los cuales 30 son dolosos, Guerrero suma 429 en el mismo período, de los cuales 340 fueron homicidios dolosos, es decir, la distancia entre uno y otro destino son aún abismales. (Jesús Vázquez / QUINTANA ROO HOY)