Antonio Alcocer
CANCÚN, Q. Roo

En medio del “paraíso” caribeño, las ganas de vivir se han extinguido en algunos casos. El desamor, derivado principalmente de problemas entre parejas, ha generado cientos de suicidios en este polo turístico en los últimos años, entre otras aflicciones que llevan a la depresión, como el desempleo, las enfermedades y las carencias económicas.

Cancún tiene cifras rojas en suicidios, pues en los últimos 10 años ocurrieron más de 600 casos. Aunque este fenómeno tiene periodos de tranquilidad, en promedio, se registra un suicidio cada 5 días, de acuerdo a las cifras del 2006 al 2016.

“¡Me voy a matar…!”, son las palabras que, con frecuencia, escuchan los operadores del Servicio de Emergencias 066, en una línea de ayuda que ha salvado vidas, a través de un psicólogo que se mantiene atento las 24 horas del día y que, incluso, ha llegado a trasladarse en casos críticos hasta el lugar donde se encuentra el potencial suicida, para evitar un desenlace fatal.

En estos casos, las mismas personas que atraviesan por dificultades, buscan ayuda de manera desesperada para aferrarse a la vida a través de una llamada, pero en otras situaciones, los potenciales suicidas se encierran en sus problemas, en la conocida “vista de túnel” y no ven que tienen posibles soluciones.

En un dato relevante, aquellos que están pensando en el suicidio van dejando señales de sus intenciones, en lo que prácticamente son “gritos de ayuda” que, por lo general, no son percibidos por quienes los rodean, ya sea porque no creen que vayan a cometer el acto o porque no prestan la debida atención, por desinterés o las múltiples ocupaciones.

Así, en medio de la dinámica laboral y social de este polo turístico, prevalecen los sentimientos de soledad, nostalgia y tristeza, pues muchas personas han llegado de otras entidades en busca de una mejor vida y dejaron familiares y amigos en sus lugares de origen.

Con este panorama, el fenómeno del suicidio ha estado arraigado desde hace varios años en Cancún, principalmente por una marcada desintegración familiar e inestabilidad emocional en la sociedad, lo que conlleva a graves problemas de depresión como detonante de este problema.

Además, la salud mental en este polo turístico no tiene una adecuada atención, debido a la carencia de un hospital psiquiátrico, donde las personas con intenciones de recurrir al suicidio, podrían recibir tratamiento.

En los primeros siete meses del 2016, siete mujeres y 19 hombres terminaron sus vidas con sus propias manos, la mayoría de los veces por medio del ahorcamiento y dos casos fueron inusuales: una mujer, de 24 años, quien padecía de esquizofrenia, se lanzó del sexto piso del hotel Riu y recientemente, un hombre, de 55 años, inhaló gas butano dentro de una bolsa de plástico que se colocó en la cabeza.

Llamadas críticas

Dentro de esta problemática, el Servicio de Emergencias 066 tiene el servicio psicológico vía telefónica para quien necesite ayuda. “La operadora detecta que es una persona que necesita apoyo psicológico o lo pide la persona, porque saben que se brinda el apoyo, es gratuito, las 24 horas del día…en la madrugada me han llamado, porque no hay horario para los sentimientos ni para los suicidios”, explica el psicólogo a cargo de este programa.

“Mi esposa me dejó, tengo problemas en casa, no tengo trabajo…dependiendo de la problemática, son las recomendaciones que se dan”, comenta el especialista, quien reconoce que hay depresiones graves y ciertos comentarios que deben encender los focos rojos para atender a una persona.

Sobre esto, menciona: “En ocasiones, la persona que empieza a pensar en el suicidio, hace comentarios dentro de una plática como: ¡Ya no vale la pena seguir viviendo!, son frases que dice en una conversación de algún problema pero la persona que las escucha, no las saca del contexto para analizarla y brindar ayuda. La familia, los amigos tienen que estar pendientes”.

De acuerdo a diferentes estudios, más del 50 por ciento de los suicidas estaban bajo los efectos de bebidas embriagantes. Incluso, algunos de los que han pensado en quitarse la vida, han llamado alcoholizados al número de emergencias 066.

“Ante esas llamadas, tienes que hacer recurso de lo que puedas para que no se suicide…he atendido a personas alcoholizadas que ya tenía lista la soga para colgarse…el borracho va hablar, si sabes manejar la conversación, el borracho te va hablar de otra cosa y va a dejar de hablar del suicidio. Ya que pasó la crisis emocional, ya que pasó el llanto, la desesperación, ya te está platicando normal…es momento de decirle que mejor se bañe y se acueste a dormir que te acuestes a dormir. Recomendarle ir a terapias al DIF, ahí esta la suicidóloga”, agrega.

El psicólogo “telefónico” considera además que este año el índice de suicidios bajó en los primeros meses del año, por una razón peculiar: las campañas políticas.

“Hay días que no hay llamadas, semanas que no hay apoyo psicológico, la gente está tranquila, la sociedad está bien…este año es impresionante, bajó el incide de suicidio, aunque la economía está peor, hay más motivos. La razón, fueron las campañas, venían las promesas, la gente estaba distraída, les daban cosas, estaban ocupadas, pensando otras cosas….en las campañas van a las colonias, llevan música, es el desmadre, la fiesta, hay esperanza, por eso los suicidios disminuyeron este año”.

La atención de este tipo de llamadas se concentra principalmente los viernes, sábados, domingos y lunes, por lo general en la noche y en la madrugada.

Cuestionado sobre los factores que inducen al suicidio, el terapeuta responde: “Comúnmente es el desamor, sentimentales, de pareja, que terminaron la relación de noviazgo, infidelidades, que se terminó el matrimonio, algunos hablan por problemas laborales, que no encuentran trabajo, que no tienen dinero. La gran mayoría es por el desamor, en segundo lugar, las cuestiones económicas.

También, la problemática familiar, problemas con los papás, en ocasiones hablan los adolescentes”.

Con cierta tristeza, el psicólogo recuerda que solo ha tenido una atención telefónica en la que no pudo evitar el suicidio de una joven, de unos 24 años, quien le habló en varias ocasiones.

“Era una chica, de escasos recursos, tenía 23 ó 24…era un caso que necesitaba estar internada en un hospital psiquiátrico…tenía al parecer, mediante llamadas, no le aplique ninguna prueba, parecía que tenía rasgos esquizofrénicos y lamentablemente en el estado no tenemos hospital psiquiátrico…Por lo general, el que concreta un suicidio, es gente que necesitaba estar internada, en observación, en tratamiento psiquiátrico”, relata. “La dejaron sola, su familia la dejó sola, a raíz de su carácter, era una chica que necesitaba atención psiquiátrica.