De la Redacción
GRUPO CANTÓN
JAPÓN.- En una dramática bienvenida al Año Nuevo, Japón ha experimentado dos importantes sismos este 1 de enero de 2024. El más significativo, con una magnitud preliminar de 7.6, golpeó el centro-norte de Japón a las 4:10 p.m. hora local, con el epicentro ubicado en la costa del Mar de Japón. Este fuerte sismo llevó a la emisión de una advertencia de tsunami para la prefectura de Ishikawa, donde se anticipaban olas de hasta cinco metros.
El terremoto fue sentido con fuerza en la península de Noto, Ishikawa, alcanzando un nivel 7 en la escala de intensidad sísmica japonesa, y se sintieron temblores hasta en el centro de Tokio. Las autoridades han informado que olas de más de un metro de altura impactaron la costa de la ciudad de Wajima en Ishikawa. La Agencia Meteorológica de Japón emitió advertencias de tsunami para las regiones costeras occidentales de Ishikawa, Niigata y Toyama prefecturas.
Las plantas de energía nuclear de la región están siendo cuidadosamente monitoreadas por irregularidades. Hokuriku Electric Power ha informado que está en proceso de verificar sus instalaciones, y Kansai Electric Power ha anunciado que no se han detectado anomalías hasta el momento pero que se mantiene una vigilancia estricta.
El segundo sismo, detalles de los cuales aún están emergiendo, ha agregado tensión a un día ya cargado por la preocupación y la acción rápida de las autoridades y los servicios de emergencia. Los servicios de tren bala en el centro y este de Japón han sido suspendidos temporalmente, y las comunidades costeras han sido instadas a evacuar hacia zonas seguras.
Este comienzo de año pone de manifiesto la constante amenaza sísmica que enfrenta Japón, una nación que se encuentra en el “Anillo de Fuego” del Pacífico, una zona con mucha actividad sísmica y volcánica. La preparación para terremotos y tsunamis es una parte integral de la vida en Japón, donde los edificios y la infraestructura están diseñados para resistir tales eventos.
Las autoridades continúan evaluando la extensión del daño y las necesidades de los ciudadanos afectados, mientras que los equipos de rescate y las unidades de respuesta a emergencias están en máxima alerta.
Las redes sociales se han inundado con mensajes de solidaridad y apoyo, así como con actualizaciones en tiempo real sobre las condiciones de seguridad y las medidas de precaución. El país, acostumbrado a su geología activa, enfrenta este nuevo desafío con la resiliencia y la preparación que caracterizan su respuesta a los desastres naturales.