La diseñadora de moda Kate Spade ha fallecido en Nueva York a los 55 años, según ha informado la policía de Nueva York. El cadáver de la creadora ha sido encontrado en su apartamento de Nueva York, en la lujosa zona de Park Avenue. El cuerpo ha sido hallado por el personal que se encarga de las tareas de la casa a las 10.20 de la mañana (16.20 hora peninsular española) y, según apuntan los primeros indicios, se trataría de un suicidio. La creadora habría dejado una nota, según informa The Hollywood Reporter.
Spade fue la fundadora de una firma homónima de moda y complementos de gama media-alta, especialmente bolsos, carteras y zapatos.
La diseñadora nació en Kansas City, Misuri, con el nombre de Kate Brosnahan, y empezó su carrera en el mundo de la moda en los almacenes Mademoiselle de Nueva York. Allí conoció a Andy Spade (hermano del actor David Spade), con quien lanzó su empresa en 1993 tras observar que en el mercado no había bolsos de las características que buscaba. En 1994 se casaron (y de él tomó su apellido) y en 2005 tuvieron a su única hija, Frances Valentine.
La empresa posee 315 tiendas en todo el mundo, 140 de ellas en EE UU. En 2004 tuvieron su gran momento de progresión, al abrir una línea de hogar y se expandieron por todo el mundo, inaugurando su primer local internacional en Tokio.
La diseñadora vendió la firma en el año 2007 y en 2017 fue adquirida por la firma de moda Coach por 2.400 millones de euros. Su intención era dedicarse en exclusiva al cuidado de su niña, pero volvió a la moda en 2016 para lanzar otra firma, Frances Valentine, con el mismo nombre de su hija, de ahora 13 años. En ella diseñaba zapatos y bolsos.
La ropa y los complementos de Spade se encuentran entre los favoritos de muchas caras conocidas, como las actrices Anna Kendrick, Lucy Hale, Leighton Meester o Isla Fisher. También es una de las marcas favoritas de la duquesa de Cambridge y de su hermana, Pippa.
La de Kate Spade no es la primera muerte por suicidio en el mundo de la moda. Uno de los que más conmoción causó fue el del británico Alexander McQueen. El modista se ahorcó en febrero de 2010 tras haber consumido una gran cantidad de estupefacientes. También Manuel Mota, diseñador de la firma nupcial Pronovias, y L’Wren Scott, creadora de vestidos de alta gama, se quitaron la vida en 2013 y en 2014, respectivamente.
Para ellos, la presión de las colecciones, la exposición mediática y, en ciertos casos, las deudas, les supusieron una carga demasiado grande, unidos a sus problemas en el día a día. El diseñador Alexander McQueen, que sufría una depresión, según confirmaron sus médicos, se quitó la vida el día antes del funeral de su madre, Joyce. Justo esta semana se estrenará un documental que repasa su vida.
La muerte de Manuel Mota en principio se consideró accidental, pero luego se supo que había dejado tres cartas de despedida, para su novio, para su familia y para los Mossos d’Esquadra. Su cuerpo apareció en el baño de un ambulatorio cercano a su casa con lesiones de cuchillo. Al parecer, tras haber pasado 23 años al frente de Pronovias, se encontraba en un momento de máximo estrés.
En el caso de L’Wren Scott, fueron las deudas las que provocaron su suicidio. Su cuerpo apareció en su apartamento de Nueva York en marzo de 2014, cuando ella estaba a punto de cerrar su firma de moda. No dejó nota de despedida, por lo que su muerte tardó varios días en esclarecerse. Se había suicidado colgándose con un pañuelo.