Joaquín El Chapo Guzmán es un hombre vanidoso que buscaba explotar la publicidad de ser considerado el mayor narcotraficante de México, pese a que durante décadas viviera una vida modesta y aislada, según revelaciones en el juicio que encara en Estados Unidos.
Luego de dos semanas de declaraciones y testimonios en el marco del juicio de la corte del distrito este de Nueva York, comienza a surgir el perfil de un hombre cuya vanidad puede ser uno de los elementos que puedan contribuir a su posible sentencia.
Tras orquestar su primera fuga de una prisión en México, en 2001, Guzmán “disfrutó la publicidad” de ser entonces considerado como el mayor narcotraficante en el país, de acuerdo con su abogado defensor Jeffrey Lichtman.
Ese entusiasmo por explotar su fama lo llevó también a fantasear con que se realizara un libro y una película sobre su vida, por lo que entró en contacto con la actriz mexicana Kate del Castillo y el actor estadunidense Sean Penn, quien escribió un artículo sobre su encuentro con Guzmán.
Ese contacto, de acuerdo con informes de prensa, fue el error que condujo finalmente a la localización y arresto de Guzmán en México, en 2016, luego de haberse fugado por segunda vez de prisión.
Sus ganas de explotar su fama, no obstante, no concuerdan con la realidad, de acuerdo con Lichtman. Este abogado sostiene que Guzmán no era el líder del Cártel de Sinaloa, aunque aclaró que “si negaba que era tal mito” entonces no habría libro ni película sobre su vida.
“¿Por qué alguien filmaría un video para incriminarse?”, cuestionó Lichtman de manera retórica en la apertura del juicio. El abogado se refería al video que grabó Guzmán para Penn, en donde reconoce su actividad como traficante de drogas.
Otros rasgos de la vanidad de Guzmán han surgido en el juicio. Según el testimonio del narcotraficante confeso Jesús El Rey Zambada García, Guzmán poseía una pistola con una cacha recubierta de diamantes que incluye sus iniciales, JGL.
Esa pistola calibre 38, que quizá sirvió a Guzmán para alardear sobre su supuesta riqueza, será empleada como evidencia que apuntale que Guzmán sí era el líder del Cártel de Sinaloa.
A todos los días del juicio ha acudido, además, su esposa, Emma Coronel, una exmodelo y reina de belleza del Festival del Café y la Guayaba que cada año organiza la comunidad de Canelas, en el estado de Durango.
Coronel, quien establece frecuente contacto visual con Guzmán, acude ataviada todos los días con atuendos ceñidos. De 29 años de edad, Guzmán conoció y propuso matrimonio a Coronel cuando ella contaba 17 años.
Pese a que Guzmán gozaba de su relativa fama como máximo narcotraficante, Lichtman afirmó que era imposible que su cliente pudiera encabezar desde prisión o mientras se fugaba la que supuestamente era la organización de tráfico de drogas más poderosa del mundo.
En ese sentido, el testimonio de Zambada, quien se describe como un “sublíder” del Cártel de Sinaloa, confirmó que en efecto Guzmán vivía aislado en la sierra entre los estados de Durango, Sinaloa y Chihuahua, de donde nunca salió desde 2001 al 2008, por lo menos.
Zambada añadió que luego de haber vivido brevemente en un rancho en el Estado de México, propiedad de un sicario identificado como “Barbarino”, Guzmán radicó en el menos cuatro modestas viviendas ubicadas en la sierra del noroeste de México.
Las casas contaban con antenas de televisión satelital y de radiocomunicación. Su conversaciones con otros miembros del Cártel de Sinaloa las conducía mediante “radios”.
A principios de 2002, Zambada rememoró una visita a Guzmán en la comunidad de Badiraguato, en Sinaloa, que describió como “una casa humilde de campesinos”, ubicada entre los pinos del bosque en “la parte más alta de la sierra”.
En una segunda visita, en 2003, Zambada describió que donde vivía entonces Guzmán ya era “una casa de ladrillo y cemento” con dos habitaciones. Aclaró que era “una casa pequeña pero bien hecha”, con una antena de televisión satelital y una antena de radiocomunicación.
Más tarde, aclaró Zambada, Guzmán se cambió a otra casa también en la sierra de Sinaloa. Vivía además en un vivienda en la localidad de Las Coloradas, en Durango, donde Zambada se reunió con Guzmán en dos ocasiones.
Pese a que contaba con una pista de aterrizaje para avioneta a unos dos kilómetros de distancia, la casa de Las Coloradas es descrita por Zambada como “una casa bien hecha, con baño y dos cuartos”.
De acuerdo con el testimonio de Zambada, el hombre que era considerado como el narcotraficante más buscado en el mundo, quien según la fiscalía amasó una fortuna de 14 mil millones de dólares, vivía aislado en casas modestas en la sierra.
Guzmán “era muy buscado y permanecía en las montañas. En este periodo (de 2001 a 2008), él nunca bajó de las montañas”, precisó Zambada.
Cortesía: El Financiero