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noviembre 25, 2024

Mundo

Informática y poesía en el siglo XIX

La vida de Ada Lovelace (1815-1852) no puede entenderse sin la pasión por las matemáticas y la poesía. Por ello la Fundación Telefónica acoge la exposición Ada Lovelace. La encantadora de números, que estará abierta al público hasta el 20 de octubre.

Inteligente, valiente, mujer adelantada a su tiempo y amante de la poesía. Hija única de Lord Byron y Annabella Milbanke, quien abandonó al poeta romántico al año de casarse por su afición “a la buena vida”. Ada recibió una estricta e inusual formación para una mujer de su tiempo, centrada en materias alejadas de la irracionalidad, la metáfora, el epíteto y el hipérbaton. Todo ello con el fin de apartar de ella cualquier atisbo de veleidad poética, proveniente de la vía paterna.
Muy pronto comenzó a destacar en ciencias, campo en el que su madre también se desenvolvía con gran soltura. Pero Ada nunca dejó ir esa vía imaginaria e intrépida.

Inicios de la programación

Esa inquietud dio sus frutos, realizó cálculos matemáticos e incluso llegó a analizar materiales como papel y alambre para construir plumas.

Con 18 años conoció a Charles Babbage, inventor que tenía la idea de crear la Máquina Analítica, pensada para hacer cualquier cálculo matemático e  imprimirlo.

Ada recibió el encargo de traducir al inglés el único documento acerca de este invento, un artículo denominado Esquema de la Máquina Analítica. No sólo lo tradujo sino que añadió una serie de notas y explicaciones anexas, donde exponía el algoritmo que demostraba cómo podía utilizarse la máquina para computar una secuencia de números complejos. Con ello creaba el primer programa de ordenador de la historia.

(Agencias /QUINTANA ROO HOY)

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