CIUDAD DEL VATICANO.
En una de las decisiones más significativas de su pontificado, el papa Francisco rechazó hoy una propuesta para permitir que algunos hombres casados puedan ser ordenados en la región amazónica para aliviar una aguda escasez de sacerdotes.
La recomendación, presentada por obispos latinoamericanos el año pasado, había hecho saltar las alarmas entre los conservadores en el seno de la Iglesia católica, que temían pudiera provocar un cambio en el secular compromiso al celibato de los sacerdotes.
Francisco presentó su respuesta en una exhortación apostólica, tres meses después de que la propuesta fuera aprobada por 128 votos a 41 en un tenso sínodo de obispos celebrado en El Vaticano.
Las exhortaciones apostólicas son usadas para instruir y animar a los fieles católicos, pero no definen la doctrina de la Iglesia.
El documento de 32 páginas hecho público el miércoles no hace siquiera mención a la propuesta, pensada para la ordenación como sacerdotes de diáconos casados que sean líderes probados de comunidades católicas remotas y tengan familias estables.
Los conservadores protestaron, por temor a que incluso un cambio limitado pudiera convertirse en una pendiente resbaladiza que llevara al matrimonio sacerdotal en el seno de la Iglesia. El documento de trabajo previo al sínodo llegó a ser calificado como herético.
En lo que algunos consideraron como una petición estratégicamente presentada ante Francisco para no aprobar la propuesta en la Amazonia, un libro publicado el mes pasado por conservadores eclesiásticos defendió la tradición del celibato sacerdotal.
Desde las profundidades de nuestros corazones fue coescrito por el cardenal Robert Sarah y el papa emérito Benedicto XVI, aunque el predecesor de Francisco terminó apartándose del proyecto.
Funcionarios vaticanos dijeron que el pontífice completó el documento el 27 de diciembre, antes de la controversia generada por el libro, y lo entregó para su traducción. Según indicaron, no incluyó cambios posteriores.
En la exhortación, Jorge Bergoglio, de 82 años, escribió que deben hallarse nuevas formas para animar a que más sacerdotes trabajen en la remota región, así como permitir la ampliación del papel de los laicos y los diáconos permanentes, de los que la Amazonia necesita “muchos más”.
Al igual que los sacerdotes, los diáconos son ordenados ministros. Pueden predicar, enseñar, bautizar y llevar parroquias, pero no oficiar misas. Los hombres casados pueden convertirse en diáconos.
Como los sacerdotes son los únicos que pueden dar misa, los habitantes de al menos el 85% de las aldeas amazónicas no pueden asistir a la liturgia cada semana y algunos se pasan años sin poder hacerlo.
“Esta urgente necesidad me lleva a instar a todos los obispos, especialmente los de América Latina (…) a ser más generosos al animar a los que presentan una votación misionera a optar por la región amazónica”, escribió.
El pontífice usó los tres primeros capítulos del documento para defender los derechos y el legado de los indígenas y el medio ambiente en la Amazonia, que deben ser protegidos por su papel vital en la mitigación del calentamiento global.
Los conservadores temían que si Francisco hubiera aceptado la propuesta, otras áreas con escasez de sacerdotes vendrían a continuación, incluso en países desarrollados como Alemania, donde el asunto está siendo discutido.