HUNTSVILLE, Texas, EE.UU. (AP) — Un excontador de Dallas condenado por matar a tiros a sus dos hijas pequeñas mientras la madre escuchaba impotentemente al teléfono fue ejecutado el jueves por la noche en Texas.
John David Battaglia fue ejecutado por los asesinatos de su hija de 9 años, Faith, y su hermana de 6 años, Liberty, ocurridos en mayo del 2001. Battaglia y su esposa se habían separado, y él le disparó a las niñas en su apartamento de Dallas durante una visita programada.
Su inyección letal fue la tercera en Estados Unidos en lo que va del año, todas en Texas. En 2017, 23 asesinos convictos fueron ejecutados en el país, entre ellos siete en Texas, más que cualquier otro estado.
La pena capital se demoró más de tres horas hasta que la Corte Federal de Apelaciones del 5to Circuito rechazó las apelaciones de los abogados de Battaglia para revisar su caso.
Afirmaron que el hombre de 62 años estaba delirando y que era mentalmente incompetente como para ser ejecutado.
Alegaron también que un tribunal inferior rechazó indebidamente el dinero de los abogados de Battaglia para contratar a un experto a fin de que examinara más a fondo los alegatos legales de que el estado mental de Battaglia lo hacía inelegible para ser ejecutado.
La Corte Suprema ha fallado que los prisioneros pueden ser ejecutados si entienden que se va a cumplir la sentencia de muerte y por qué enfrentan el castigo.
Los abogados de Battaglia dijeron que éste no tiene ese entendimiento y que el máximo tribunal de Texas, la Corte de Apelaciones Penales, aplicó mal las directrices de la Corte Suprema cuando falló que Battaglia es competente. Dijeron también que un juez federal negó inapropiadamente sus pedidos de más fondos para contratar a un experto para colectar información sobre su competencia, que ha sido el foco de prolongadas apelaciones en el caso.
Los fiscales del estado argumentaron que las cortes en Texas se aseguraron de que se siguieron los estándares legales adecuados y que Battaglia ha recibido ayuda de expertos y una audiencia, de acuerdo con los precedentes de la Corte Suprema.
Un juez estatal y la corte de apelaciones describieron a Battaglia como sumamente inteligente, competente y no enfermo mentalmente y dijeron que él fingió enfermedad mental para evitar su ejecución.
Testimonios en una audiencia mostraron que Battaglia usó la biblioteca en la prisión para investigar casos de pena capital y fallos sobre competencia mental y discutió con su padre en una conversación telefónica el “ajedrez” de evitar ejecución.