REDACCIÓN / GRUPO CANTÓN
A 701 días del inicio de la ofensiva militar de Israel sobre la Franja de Gaza, el 90 por ciento de las construcciones han sido destruidas, según autoridades palestinas. Las pérdidas materiales ascienden a 68 mil millones de dólares, mientras que el ejército israelí ya controla más del 80 por ciento del territorio.
Este fin de semana, las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) demolieron un segundo edificio residencial en la ciudad de Gaza, tras ordenar a los habitantes que evacuaran hacia la denominada “zona humanitaria” en Jan Yunis, al sur del enclave. La designación fue anunciada unilateralmente por Israel, sin consulta con la ONU ni con organismos humanitarios, según denunció la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios del organismo internacional.
En un comunicado, el vocero militar Avichay Adraee indicó que el corredor de Al Mawasi sería la nueva zona segura, aunque la situación sobre el terreno sugiere lo contrario: al menos 68 personas fueron asesinadas en las últimas 24 horas, elevando la cifra total de muertos a 64 mil 368 desde el inicio del conflicto. A esto se suman 382 fallecimientos por inanición, en un escenario de hambruna creciente.
Uno de los testimonios más crudos lo ofreció Sara, madre de cuatro hijos sordos, quien relató cómo perdió a su hijo Hussein, sordo y mudo, cuando soldados israelíes abrieron fuego sobre una multitud que esperaba ayuda alimentaria. “No pudo oír el peligro”, explicó. “Me niego a dejar que mis otros hijos salgan del refugio. Aquí no hay lugar seguro”.
Mientras tanto, la desnutrición infantil se agrava. En apenas dos semanas, más de 7 mil niños menores de cinco años han sido incorporados a programas de recuperación por desnutrición aguda en clínicas gestionadas por Unicef. Según testimonios recogidos por The Guardian, muchas familias solo comen una vez al día —si acaso—, priorizando a los menores. “Sin nutrientes. Sin opciones. La ayuda no alcanza”, dijo Tess Ingram, portavoz del organismo.
En medio de la devastación, la comunidad internacional continúa enfrentando obstáculos para ingresar asistencia y establecer corredores seguros. Mientras tanto, la vida cotidiana en Gaza sigue marcada por la violencia, el hambre y la desesperanza.