Las autoridades chinas tienen dudas sobre llegar a un acuerdo comercial integral a largo plazo con Estados Unidos, incluso cuando las dos partes se acercan a firmar un acuerdo de ‘fase uno’.
En conversaciones privadas con el equipo de Beijing y otros interlocutores en las últimas semanas, los funcionarios chinos han advertido que no cederán en los asuntos más ‘espinosos’, según declararon este jueves personas familiarizadas con el asunto.
Siguen preocupados por la naturaleza impulsiva del presidente estadounidense, Donald Trump, y el riesgo de que pueda retirarse incluso del acuerdo limitado que ambas partes dicen que quieren firmar en las próximas semanas.
Los responsables políticos chinos se reunieron en Beijing para un encuentro político clave que concluirá este jueves. En las asociaciones previas a ese evento, algunos funcionarios han transmitido bajas expectativas de que las negociaciones futuras podrían resultar en algo significativo, a menos que Estados Unidos esté dispuesto a reducir más los aranceles.
En algunos casos, han instado a los visitantes estadounidenses a llevar ese mismo mensaje a Washington, señalaron las personas.
El presidente chileno, Sebastian Piñera, puso otro obstáculo cuando anunció el miércoles que el país había cancelado la cumbre de Cooperación Económica Asia-Pacífico debido a los disturbios sociales en el país, misma que se realizaría del 16 al 17 de noviembre, donde Trump y Xi Jinping esperaban reunirse.
Un portavoz de la Casa Blanca dijo el miércoles, después de la noticia de la cancelación, que la administración sigue comprometida a “finalizar la ‘fase uno’ del histórico acuerdo comercial con China en el mismo plazo”.
El primer paso, de acuerdo con la administración de Trump, tiene como objetivo conducir a un acuerdo más integral que implique reformas económicas más sustanciales que las contenidas en la fase inicial propuesta.
Pero los funcionarios chinos son escépticos y dicen que eso requeriría que Estados Unidos retire los aranceles vigentes sobre unas importaciones de alrededor de 360 mil millones de dólares de China, algo que muchos creen que Trump no está listo para hacer.
Las personas familiarizadas con la posición de China puntualizaron que no todos los aranceles deben eliminarse de inmediato, sino que deben ser parte de la siguiente etapa.
China también quiere que Trump cancele una nueva ola de impuestos a las importaciones que entrará en vigencia el 15 de diciembre en los favoritos de los consumidores estadounidenses, como teléfonos inteligentes y juguetes, como parte del acuerdo de la ‘fase uno’, indicaron las personas.
Beijing está abierto y dispuesto a continuar las conversaciones después de una fase inicial, pero ambas partes reconocen que será muy difícil llegar a un acuerdo sobre las profundas reformas estructurales que Estados Unidos está presionando, afirmó un funcionario chino familiarizado con las conversaciones.
China ha declarado durante meses que un acuerdo final debe incluir la eliminación de todos los aranceles punitivos, y se ha opuesto a las reformas en áreas como las empresas estatales que podrían poner en peligro el control del poder del Partido Comunista.
Es políticamente inviable que Xi acepte cualquier acuerdo que mantenga los aranceles punitivos: los nacionalistas en el partido lo han presionado a través de editoriales de medios estatales para evitar firmar un “tratado desigual” que recuerda a los firmados por China con las potencias coloniales.
Presión arancelaria
Hasta ahora, el representante comercial de Estados Unidos, Robert Lighthizer, y su equipo, que se negaron a comentar, han insistido en que los aranceles sobre 250 mil millones de dólares en productos chinos, impuestos a principios de la guerra comercial, se mantengan a largo plazo como una forma de hacer cumplir cualquier compromiso que haga China.
Las preguntas sobre el futuro de las negociaciones reflejan un cambio en la estrategia estadounidense. Después de aumentar los aranceles y la presión sobre China durante el verano y decir que se conformaría solo con un acuerdo global, Trump cambió al enfoque paso a paso a principios de octubre.
Se espera que la primera fase, que los negociadores todavía están tratando de concretar, incluya la reanudación de las compras chinas de productos agrícolas estadounidenses y otros productos como los aviones.
También se espera que agreguen compromisos chinos para proteger la propiedad intelectual estadounidense y un acuerdo de ambas partes para no manipular sus monedas. A cambio, Trump acordó no seguir adelante con un aumento de tarifas el 15 de octubre y los asistentes han planteado la posibilidad de cancelar los gravámenes del 15 de diciembre.
Pero faltan en el acuerdo, que ahora está tomando forma, muchas de las reformas económicas más profundas, como los cambios en el régimen de subsidios gubernamentales en el que las empresas chinas supuestamente se benefician de lo que la administración de Trump y las empresas estadounidenses han estado buscando, lo que plantea dudas sobre si el costo económico del golpe comercial del mandatario estadounidense habrá valido la pena.
Trump ha tratado de evitar las críticas de que está obteniendo poco de China, argumentando que los problemas más difíciles se abordarán en fases futuras.
“La fase dos comenzará las negociaciones casi inmediatamente después de que hayamos concluido la fase uno”, dijo a los periodistas este mes.
Impacto del PIB global de la guerra comercial
Sin embargo, el paso a un enfoque gradual refleja la resistencia de China a muchas demandas estadounidenses y una concesión por parte de la Casa Blanca para abandonar su postura de que no se acuerda nada hasta que se resuelvan todos los asuntos espinosos.
“Incluso si obtienen una ‘fase uno’, una ‘fase dos’ será sustancialmente más difícil porque se postergan todos los problemas realmente difíciles”, dijo Eswar Prasad, quien una vez dirigió el equipo de China del Fondo Monetario Internacional y ahora está en la Universidad de Cornell.
Durante conversaciones recientes con altos responsables políticos chinos, Prasad consideró que el tema común que expresaron fue el escepticismo. “Son bastante pesimistas (…) Temen que cualquier acuerdo que negocien con Trump pueda explotarles”, señaló.
Las diferencias fueron evidentes incluso cuando Trump anunció el “acuerdo sustancial ‘de fase uno’” con el principal negociador de China, el viceprimer ministro Liu He, y prometió un deshielo más amplio en las relaciones como parte de lo que denominó un “festival de amor”.
Sin embargo, a puertas cerradas, el estado de ánimo no era tan bueno. Según personas cercanas a las conversaciones, las partes aún debatían cómo distribuir los problemas entre las fases y qué anunciar solo unos minutos antes de que los reporteros fueran admitidos para el anuncio.
‘Dirección positiva’
Trump declaró ante la prensa que podría haber hasta tres fases en un acuerdo, mientras que Liu se negó a discutir los detalles.
“Estamos muy de acuerdo en que para que la relación económica entre China y Estados Unidos sea correcta, es algo que es bueno para China, para Estados Unidos y para todo el mundo, y estamos avanzando mucho hacia una dirección positiva”, indicó Liu a reporteros
El Ministerio de Comercio de China no respondió de inmediato a un fax en busca de comentarios sobre las conversaciones comerciales. Pero un exfuncionario dice que aún podría haber un largo camino por delante.
“Si las demandas de Estados Unidos son demasiadas, como insistir en los llamados cambios estructurales que alterarán el modelo económico de China, entonces el acuerdo completo no se puede terminar durante el primer mandato de Trump”, declaró Zhou Xiaoming, ex ministro de Comercio.
“Aparte de eso, China quiere llegar a un acuerdo lo más rápido posible”, aunque un acuerdo completo incluiría la eliminación de todos los aranceles punitivos, inquirió.
Eso está lejos de lo que la administración de Trump está dispuesta a ofrecer. “No es obvio que haya una verdadera reunión de mentes”, aseguró Prasad.
Cortesía: El Financiero