NACIONES UNIDAS
La Asamblea General de las Naciones Unidas declaró por unanimidad el 2 de abril como Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, para poner de relieve la necesidad de contribuir a la mejora de la calidad de vida de las personas con autismo y Trastorno de Espectro Autista (TEA), para que puedan llevar una vida plena y gratificante como parte integrante de la sociedad.
Organización y difusión a través de todas las vías posibles, porque informar es educar, y este mensaje está destinado a favorecer la comprensión, el conocimiento, a derribar el muro que en muchas ocasiones la sociedad pone frente a las personas con autismo y sus familias, un muro de soledad, incomprensión, de segregación y exclusión social.
En todo el mundo se iluminarán de azul edificios, se colocarán globos azules en las ventanas y balcones, distintivos se llevarán a cabo en caminatas, concentraciones y un sin fin de actos, pero es posible que casi nadie sea capaz de saber el por qué de tanto azul.
En el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, reconocemos y celebramos los derechos de las personas con autismo. La celebración de este año llega en medio de una crisis sanitaria como no se recuerda otra en nuestras vidas, una crisis que genera un riesgo desproporcionado para las personas con autismo a consecuencia del coronavirus y de sus efectos sobre la sociedad.
Las personas con autismo tienen derecho a la libre determinación, a la independencia y a la autonomía, así como a la educación y el empleo en igualdad de condiciones. El colapso de sistemas y redes de apoyo vitales como resultado de la COVID-19, sin embargo, exacerba los obstáculos a los que deben enfrentarse las personas con autismo para ejercer estos derechos. Debemos asegurarnos de que una interrupción prolongada causada por la emergencia no resulta en un retroceso de los derechos que con tanto esfuerzo han defendido las personas con autismo y las organizaciones que las representan.
Los derechos humanos universales, incluidos los derechos de las personas con discapacidad, no deben verse infringidos durante una pandemia. Los gobiernos tienen la responsabilidad de velar por que en su respuesta se incluya a las personas con autismo.
No debe discriminarse nunca a las personas con autismo que soliciten atención médica. Estas personas deben seguir teniendo acceso a los sistemas de apoyo necesarios para permanecer en sus hogares y comunidades en tiempos de crisis, en lugar de enfrentarse a la posibilidad de un internamiento forzado.
Todos nosotros tenemos una tarea que cumplir para asegurar que, en este difícil trance, se atienden debidamente las necesidades de las personas afectadas de manera desproporcionada por la COVID-19.
La información sobre las medidas de precaución debe proporcionarse en formatos accesibles. También debemos tener presente que, cuando las escuelas recurren a la enseñanza en línea, los estudiantes cuyas formas de aprendizaje difieren de la norma pueden encontrarse en desventaja.
Lo mismo puede decirse del entorno laboral y del trabajo a distancia. Incluso en estos tiempos impredecibles, debemos comprometernos a consultar a las personas con discapacidad y a las organizaciones que las representan, y a garantizar que nuestras formas no tradicionales de trabajar, aprender y colaborar unos con otros, así como nuestra respuesta mundial al coronavirus, son inclusivas y accesibles para todas las personas, incluidas las personas con autismo.
Es preciso tener en cuenta los derechos de las personas con autismo en la formulación de toda respuesta a la COVID-19.
En el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo, mantengámonos unidos, apoyémonos mutuamente y seamos solidarios con las personas con autismo.