CIUDAD DE MÉXICO.- El repunte de la violencia en ciudades fronterizas como Tijuana y Ciudad Juárez podría derivar en intervencionismo estadounidense bajo la Administración de Donald Trump, advirtió Tonatiuh Guillén, presidente de El Colegio de la Frontera Norte (Colef).
“El riesgo es que pretenda extender un escenario de intervencionismo, que sí sería grave, en términos de presencia física, abierta o encubierta, de fuerzas policiales de Estados Unidos, o de otro nivel”, externó en entrevista.
“El discurso simplón, de que el narcotráfico sólo tiene malos de un lado y víctimas del otro, tiene el riesgo de que, en esta locura militarista, de fuerza, se le ocurra (a Trump) no sólo ir a presionar o a coordinar con fuerzas nacionales, sino tomar iniciativas directas, ese sería para mí el riesgo mayor, y la frontera es un escaparate”, indicó.
En un escenario donde hay aumento del crimen y, particularmente, de los homicidios, opinó, habrá la tentación de intervenir.
“Ya hemos tenido épocas donde esa violencia ha generado la caída del turismo, prohibiciones de cruce; eso en los Gobiernos ‘buena onda y civilizados’. Con este personaje, el riesgo es que se le ocurran otras cosas”, insistió.
Sin embargo, Guillén estimó que, en otros ámbitos, la dinámica fronteriza difícilmente va a cambiar con el nuevo Gobierno en EU.
Resaltó que, a partir de la entrada en vigor del TLC, en 1994, la frontera vivió una expansión de las estructuras de cooperación binacionales, y se pasó de una relación no tan densa y no tan diversa a una intensísima y mega diversa.
La frontera, dijo, condensa lo mejor y lo peor de la relación bilateral, y describió el escenario geológicamente, como placas tectónicas de dimensiones inmensas que sacudirlas puede generar temblores, pero que difícilmente se van a descomponer.
“No veo a la frontera golpeada en lo inmediato. No quiero ser optimista, quiero subrayar que hay fuerzas al contrario, muy poderosas: la estructura social fronteriza, las instituciones de Gobiernos locales. No veo cambiando la relación Tijuana-San Diego, El Paso-Juárez, Nogales-Nogales, o California-Baja California, Arizona-Sonora”, explicó.
Aunque la revisión del TLC derive en una modificación de las reglas del comercio bilateral, abundó, las estructuras económicas no desaparecen por decreto.
En materia migratoria, Guillén previó que la migración mexicana hacia EU, que se encuentra en su mínimo histórico, se mantenga baja, así como las deportaciones, que experimentaron su punto más alto en 2007-2008.
Confió en que las deportaciones no aumentarán, porque para ello, aseveró, el Gobierno federal de EU necesita un aparato que no tiene, y porque ha desaparecido el programa Comunidades Seguras, a través del cual las policías locales colaboraban con las autoridades migratorias.
Sin embargo, consideró que podría aumentar el retorno voluntario de mexicanos, ante la incertidumbre que les genera Trump.
Expresó que es previsible que los flujos centroamericanos se mantengan estables, aunque alertó que podría haber un reforzamiento del control migratorio por parte de México.
Sobre el muro, dijo que éste ya existe y no ha modificado la relación fronteriza.
“Es una herencia de septiembre 11, estamos pagando todavía eso”. (Fuente: Reforma)