* Impone Claudia tono conciliador ante abucheos y exigencias
* Se anuncian aumentos salariales, créditos y programas sociales
* Recorridos se convierten en foros de reconciliación popular
Juan R. Hernández / GRUPO CANTÓN
Ciudad de México.- Las plazas del centro y norte del país se convirtieron en un mosaico guinda, entre sombrillas improvisadas contra el sol, banderas ondeando al viento y familias enteras que se dieron cita para escuchar a la presidenta Claudia Sheinbaum en su gira La Transformación Avanza.
Desde León hasta Monterrey, la mandataria encontró una respuesta popular que mezcló júbilo, exigencias y gestos de reconciliación. “Antes los presidentes no salían de Los Pinos, hoy estamos aquí para rendir cuentas cara a cara”, dijo en Guanajuato, donde unas 20 mil personas coreaban su nombre mientras vecinos levantaban pancartas pidiendo más seguridad para colonias zapateras.
En Aguascalientes, los abucheos a la gobernadora panista Tere Jiménez fueron acallados de inmediato por Sheinbaum con un firme: “Aquí se respeta a todos”. El gesto arrancó aplausos y hasta un “¡así se habla, presidenta!”, gritó un joven desde la multitud. En Zacatecas, la Plaza de Armas vibró cuando la mandataria anunció aumentos anuales de 12% al salario mínimo: “Cuando el trabajador gana más, se distribuye la riqueza”. Las familias levantaban las manos como en misa popular, aprobando con vítores.
En Durango, entre vendedores de sombreros y niños que se trepaban a hombros para ver el templete, Sheinbaum habló de créditos ganaderos y apoyos al campo. Un ranchero levantó el sombrero y gritó: “¡Ya era hora, presidenta, que se acordaran de nosotros!”. El aplauso fue atronador.
En Hermosillo, más de 25 mil asistentes corearon “¡Vamos bien y vamos a ir mejor!”, mientras sonaban matracas y se vendían raspados de coyota en las orillas de la plaza. El gobernador Alfonso Durazo acompañó los anuncios de un programa de 831 millones de pesos para ganaderos.
La Macroplaza de Monterrey ofreció la postal más contrastante: mientras Samuel García recibía abucheos, el público estallaba en “¡Presidenta!”. Ella, sonriente pero firme, cortó el griterío con diplomacia: “Nada de eso, aquí todos somos respetados”. Entre el público, una mujer murmuró: “Nos dio lección a todos”.
En cada ciudad, los gobernadores, incluso los opositores, guardaron tono institucional. Libia García y Tere Jiménez reconocieron avances; Samuel García habló de coordinación; y Manolo Jiménez en Coahuila insistió en la unidad.
Al final, la gira se transformó en algo más que un informe: fue un diálogo directo con el pueblo, con plazas teñidas de guinda, donde la política bajó del atril para mezclarse con las emociones de la gente.