En 2016, los nacimientos de niños de madres menores de 15 años alcanzaron casi 10 mil casos en México, mientras que los partos en adolescentes de entre 15 y 19 años llegaron a 389 mil 585, según un estudio del Comité del Centro de Estudios para el Logro de la Igualdad de Género.
De acuerdo al comité, órgano de la Cámara de Diputados, México figura entre los primeros lugares en abuso sexual, violencia física y homicidio en menores de 14 años, al tiempo que se registran 28 mil casos al año de violación sexual en menores de 15 años. En el estudio denominado “Niñas y adolescentes jugando y estudiando.
Embarazo infantil y adolescente, un problema multifactorial”, se indica que el embarazo temprano, que también puede ser producto del delito de abuso sexual, es causa de abandono de estudios, estigmatización social y la mayoría de las veces de infelicidad.
Además, la niña o adolescente embarazada es vista como culpable de su situación, por lo que es discriminada e incluso llega a sufrir el retiro de los apoyos familiares, mientras que el padre no siempre se hace responsable.
El embarazo infantil y adolescente también conocido como embarazo precoz, temprano o prematuro, ocurre en los primeros años ginecológicos, cuando inicia la pubertad y el proceso biológico de cambios físicos que se inician con la madurez sexual.
Los especialistas recomiendan que la madre precoz debe contar con la asistencia de la familia y ser acompañada en las visitas a los médicos y en los cuidados, pero desafortunadamente sucede casi siempre lo contrario, porque entre que la adolescente quiere ocultar su embarazo, y prevalecen los estigmas, la dejan en el desamparo.
Ante esta situación el estudio propone que evitar el embarazo adolescente debe ser una prioridad para el Estado mexicano, para lo cual debe limitarse el matrimonio antes de los 18 años, crear conciencia entre niñas, adolescentes y en la propia familia para reducir los embarazos antes de los 20 años.