Guasave, Sinaloa.
Durante su juventud, María Rosavel Rodríguez Ochoa nunca imaginó que lo que inició solo como una invitación a estudiar la misma carrera que sus amigas de toda la vida, terminaría por despertar en ella la gran pasión con la que hoy se desempeña como enfermera.
Con más de 40 años de experiencia, María Rosavel asegura que para ser una buena enfermera no solo tienes que tener las habilidades y destrezas que se requieren para la atención física, sino también tener empatía y saber escuchar a las personas.
El inicio
Rodríguez Ochoa recuerda que al finalizar la secundaria una de sus mejores amigas la invitó a inscribirse en Enfermería, pues no se ocupaba la preparatoria, a lo que ella accedió y tras presentar el examen y haberlo acreditado se dio cuenta de que su amiga nunca lo presentó, pero decidió seguir adelante en la carrera.
“Siempre les digo que tomé la decisión de entrar a Enfermería básicamente por invitación de una amiga, quien al final de cuentas no entró, pero yo decidí permanecer y la verdad es que no me equivoqué. Por algo pasan las cosas y la enfermería es lo mío.”
María Rosavel tiene ya más de 40 años laborando como enfermera; inició en el Instituto Mexicano del Seguro Social, después trabajó en algunas clínicas particulares y actualmente tiene 29 años siendo parte del Issste en Guasave, lo que le ha dejado grandes enseñanzas y satisfacciones, pues asegura que nunca ha tenido ningún problema con las personas a las que ha atendido. Con su experiencia, Rodríguez Ochoa asegura que para ser una buena enfermera no solo se requiere de los conocimientos y habilidades médicas, sino también de la empatía y el don de escuchar a las personas.
“Para ser una buena enfermera se necesita, además de los debidos conocimientos y habilidades, tener empatía con las personas, escuchar a los pacientes, muchas veces eso los ayuda más que un medicamento; una buena actitud y un buen trato definitivamente marcan la diferencia.”
Satisfacciones
La enfermera señala que sus mejores amigas han salido de las filas de pacientes a los que ha atendido, y esa es una de las satisfacciones más grandes que la enfermería le ha brindado, además del crecimiento como ser humano y el poder aplicar los conocimientos médicos adquiridos para tener una buena calidad de vida.
“Primero que nada, a modo personal, la enfermería me ha dado a las mejores amigas que tengo, porque han salido de las consultas, pero también la oportunidad de aplicar los conocimientos médicos en mí, en mi cuerpo, y a mis 64 años de edad puedo decir que me estoy preparando para tener una buena calidad de vida en mi vejez.”
Lo difícil
Rodríguez Ochoa explicó que es difícil no estar con la familia, tener que dejar a sus hijos pequeños en horarios nocturnos, las guardias, los días festivos e importantes que no puedes estar con los seres queridos, pero más allá de eso, para ella lo más difícil de su profesión ha sido atender a pacientes sabiendo que por más que se haga el esfuerzo, nada servirá para regresarles la salud.
“Es duro perderte días festivos, cumpleaños, navidades con la familia, pero para mí lo más difícil de esto ha sido tratar a pacientes sabiendo que hagamos lo que hagamos no le podremos ayudar, sobre todo cuando son niños, porque estuvo mucho tiempo en pediatría y eso es muy doloroso, de verdad marca, más cuando se tienen hijos.”
vía debate,