Estado de México
Ahora las tres ya están juntas, Jacqueline y sus dos pequeñas hijas. Todas murieron el mismo en día en la misma casa, a manos de la ex pareja de Jacqueline.
Demetria llora sobre el ataúd de Jaqueline, su hija de 19 años. “Te amo, mi vida de mi corazón, quisiera revivirte”, le dice.
Después camina hacia el féretro de Brenda, su nieta de 4 años, y termina despidiéndose de Sofía, su segunda nieta de un año y medio, que también yace en un pequeño ataúd blanco adornado con angelitos plateados.
Las tres fueron despedidas ayer dentro de una casa de dos pisos, sin ventanas y con techo de concreto sin acabados, al final de un camino de terracería en el Barrio de San José Poza Honda, en el Estado de México.
Todos sabían lo que había pasado.
Adán, el padre de Jacqueline, era de los pocos que podía explicar sin derrumbarse lo que sucedió. Sus tres princesas fueron asesinadas por Pedro, la ex pareja de Jacqui y padre de las menores. La joven le contó desde hace meses que era víctima de violencia familiar.
“No la golpeaba, no le dejaba sus ojos morados, pero su familia se metía mucho. Ella pasaba al baño, lavaba y la espiaban. Ella me decía que no le gustaba y cuando yo le aconsejé que se fuera a rentar, ellos no la dejaban”, recuerda Adán.
Cuando fue evidente que Adán recomendó a su hija de que dejara a Pedro, la familia del agresor y él comenzaron a amenazarlos.
“A mi hija le decían que a mí me iban a matar, que yo me cuidara”, cuenta el hombre.
Finalmente, Jacqui puso fin a su relación el 30 de septiembre y escribió un oficio para dejar precedente de la violencia que sufrió.
La joven se quedó con las pequeñas hasta que Pedro las secuestró hace unas semanas y ella fue a buscarlas. Ese fue el último día domingo que pasaron las tres juntas, en vida.
Los reportes policiales revelan que Pedro envenenó a sus hijas, estranguló y degolló con un esmeril a Jacqueline y después se suicidó con la misma herramienta.
Adán asegura que en el domicilio donde ocurrió el triple feminicidio viven al menos nueve personas que debieron escuchar los gritos, y si lo hicieron y no actuaron, son cómplices.
Cuenta que Pedro dejó una carta póstuma donde pidió que los enterraran a los cuatro juntos, pero eso no será así.