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diciembre 27, 2024

México

El gobernador de Puerto Rico, pide a Trump que declare ya a la isla “zona de desastre”

El mandatario, Ricardo Rosselló, avanza “daños severos” y alerta de inundaciones “con riesgo para la vida”. El país caribeño no vive un ciclón tan fuerte desde 1928. Las pérdidas serán enormes y hundirán aún más su economía, en bancarrota por una deuda de más de 120.000 millones de dólares

Lluvias torrenciales, ríos y embalses desbordados, marejadas ciclónicas de dos metros, olas de ocho metros, árboles por los aires, ventanas estallando, 100% de las casas sin electricidad y problemas generalizados de telecomunicaciones. El huracán María está atravesando Puerto Rico con sus devastadores vientos de más de 200 kilómetros por hora (categoría 4, la segunda más potente de la escala ciclónica) desde las seis de la mañana hora local.

Con un radio de impacto de 100 kilómetros desde el ojo del huracán que abarca todo el territorio y se está ensañando con su región central, María, el ciclón más fuerte que golpea a la isla desde 1928, mantiene al país caribeño –incluidos los rescatistas, que no podrán salir a la calle hasta que los vientos sean inferiores a los 80 kilómetros por hora– enclaustrado en refugios, casas y hoteles a la espera de que el monstruo meteorológico salga de su territorio por la tarde, según pronóstico del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.

A medida que avanza el día se va dibujando un panorama de auténtico caos. El diario local El Nuevo Díamenciona la destrucción casi completa de Juana Mato, un conjunto residencial cerca de la capital, San Juan; ventanas de hospitales reventando y pacientes guarecidos en pasillos; calles anegadas; el techo de un refugio “en pedazos”; una familia llegando “a pie” a un albergue resistiendo las embestidas de las rachas ciclónicas; toda clase de objetos volando por los aires y latigazos de agua comparables a una “manguera de presión”. Y un horizonte a oscuras para todo un país.

La alcaldesa de San Juan, Carmen Yulin Cruz, ha afirmado que podrían estar largo tiempo sin luz. El gobernador de la isla, Ricardo Rosselló, publicó a mediodía en Twitter su petición a a Donald Trump de que declare a Puerto Rico “zona de desastre”.

 

Entre el 5 y el 11 de septiembre el huracán Irma –el más potente en la historia del océano Atlántico– dejó más de 80 muertos y daños incalculables en el Caribe y Florida.

La feroz intensidad de esta temporada de huracanes, que dio su primer mazazo a finales de agosto con las históricas inundaciones dejadas en Texas por Harvey, está afectando gravemente a la región y avivando la preocupación por el efecto del cambio climático en el recrudecimiento de los desastres meteorológicos en la zona. Esta semana en una entrevista con este diario el premio Nobel de Química mexicano Mario Molina explicaba: “El cambio climático no ocasiona estos eventos extremos, pero sí aumenta su intensidad. Los huracanes tienen que ver con la temperatura del mar. Y esa temperatura, ha subido como consecuencia del cambio.

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A las diez de la mañana el gobernador de Puerto Rico, Ricardo Rosselló, ha dado un informe de situación provisional en una entrevista al diario local El Nuevo Día, reportando “daños severos en infraestructuras y gran devastación” y advirtiendo de que “el peligro mayor”, “un riesgo definitivo a la vida” son las inundaciones, que según explicó, aún horas después de que haya pasado el ojo del huracán con su vientos, seguirán aumentando a lo largo del día por las lluvias de la cola del ciclón.

“Mi mensaje es muy sencillo. Este es el momento de protegerse. Lo principal es salvar vidas. Y no hay ningún huracán más fuerte que el pueblo de Puerto Rico. Cuando pase esto, juntos nos vamos a levantar”, afirmó. El gobernador apuntó que de momento no se habían registrado víctimas mortales. Pasado el mediodía, el director de la Agencia Estatal para el Manejo de Emergencias y Administración de Desastres (AEMEAD), Abner Gómez, hacía un balance desolador: “Definitivamente, vamos a encontrar a nuestra isla destruida. La información que hemos recibido no es nada alentadora. Es un sistema que ha destruido todo lo que ha tenido a su paso”.

Los destrozos serán generalizados en Puerto Rico, que arrastra además una desmesurada crisis de deuda de 120.000 millones de dólares con crecientes dificultades para mantener los servicios de salud y el sistema de pensiones y gran depauperación laboral.

El coste de vidas humanas dependerá en gran medida de la efectividad que hayan tenido los ruegos apremiantes del gobierno a la población más vulnerable para que no se quedasen en casas endebles. Casi la mitad de los tres millones y medio de habitantes de Puerto Rico vive por debajo del nivel de la pobreza y abundan por toda la isla construcciones precarias de madera y techos de zinc.

“En mi casa una ventana explotó y arrancó una puerta. El viento y la lluvia dañaron todo en la sala. A la casa de enfrente se le voló el techo completo”, ha dicho, por ejemplo, Nydia Pérez, una vecina de la capital, San Juan, a la emisora local Wapa Radio.

Desde su casa en la capital, San Juan, el reportero Benjamín Morales informaba esta mañana a EL PAÍS por Facebook de la situación: “La conexión vía móvil va y viene. Todavía soplan vientos fuertísimos, con mucha lluvia. Se reportan daños de todo de tipo, aunque las autoridades no tienen claro su alcance porque todavía pasa parte del huracán sobre la isla. El gobernador teme destrucción generalizada, pues cruzó la isla en diagonal.

El servicio eléctrico está muerto, como es de esperarse”. Morales, que cubrió el demoledor paso del huracán Irma por Cuba y viajó ayer a su país para estar con su familia, compara ambos golpes y cree que María está dando aún más fuerte en Puerto Rico. “Mi casa tiene ventanas de seguridad para 300 kilómetros y por momentos pensé que arrancaría alguna. Aquí el consenso en la radio es que nunca se había visto algo como esto”, ha dicho el periodista.

 

 

Anoche Donald Trump, presidente de EE UU –del que Puerto Rico es Estado Libre Asociado, una fórmula a medio camino entre la subordinación y la autonomía–, tuiteaba su preocupación y su apoyo a los boricuas, cuya numerosa comunidad en la América continental adquiere un peso electoral cada vez mayor: “Puerto Rico será golpado por un nuevo huracán monstruoso. ¡Cuídense, nuestros corazones están con ustedes y estaremos para ayudarles!”. La ayuda económica de Washington será crucial para que la isla pueda levantarse de su doble knock out financiero y climático.

El huracán María tocó tierra en el Caribe ayer en la isla de Dominica, donde provocó una “devastación generalizada” en palabras de su primer ministro. También dejó al menos dos muertos en la isla francesa de Guadalupe, donde otras dos personas están desaparecidas tras el paso del huracán. Ahora el ojo del poderoso ciclón enfila hacia República Dominicana y las Islas Turcas y Caicos. Según las previsiones María subirá en las próximas 24 horas hacia el norte y por fortuna no afectará a Haití, el país más pobre de América Latina. Tampoco a Cuba ni a la península de Florida, ambas muy dañadas por el gigantesco huracán Irma.

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