Agencias
CIUDAD DE MÉXICO.
Ernesto “Don Neto” Fonseca, considerado uno de los fundadores del cártel de Guadalajara, fue transferido de prisión a una de sus casas donde concluirá los últimos nueve años de una sentencia de cuatro décadas por el asesinado de un agente de la DEA.
El responsable de las prisiones federales, Eduardo Guerrero, informó hoy que el capo fue enviado a una residencia en el Estado de México, en las afueras de la capital del país, donde vivirá con su esposa.
En entrevista televisiva, detalló que Fonseca deberá usar un brazalete electrónico y que la casa tendrá cuatro guardias todo el tiempo, además de un sistema de circuito cerrado para monitorear el perímetro.
El funcionario señaló que el gobierno peleó por cerca de un año para mantener a Fonseca en prisión, pero al final hubo un fallo definitivo de un juez que ordenó la prisión domiciliaria.
“Creemos desde el gobierno que no es lo correcto que una persona que hizo tanto daño a este país hoy este fuera terminando de compurgar esta condena”, dijo. “Hizo mucho daño a la sociedad y debiera estar todavía, según todos los estudios, dentro de la prisión federal”.
Añadió que las autoridades hicieron varias inspecciones en la casa donde estará Fonseca para asegurarse, entre otras cosas, que no hay un túnel por el que podría escapar.
“Don Neto”, de 86 años, fue sentenciado a 40 años de prisión por el secuestro, tortura y asesinato del agente de la DEA Enrique “Kiki” Camarena en 1985.
Su familia solicitó el confinamiento domiciliario debido a su avanzada edad y su mal estado de salud.
“Agotamos todos los recursos legales que teníamos a nuestra disposición para que Ernesto Fonseca no saliera y terminara su condena en un arresto domiciliario”, dijo Guerrero, quien comentó que no tenía elementos para decir si el hombre aún podría ser peligroso o estar involucrado en alguna organización criminal.
Otro cofundador del cartel de Guadalajara, Rafael Caro Quintero, salió de prisión en 2013 luego de que un tribunal de apelaciones anuló su condena —también por el asesinado de “Kiki” Camarena— tras considerar que debió ser juzgado por un juez estatal y no federal, como ocurrió.