Con información de El Universal
Un adolescente canadiense realizó el supuesto hallazgo de una ciudad maya olvidada en la selva de Yucatán. Así lo consigna el diario Le Journal de Montréal que, el 7 de mayo pasado, publicó detalles de la teoría de William Gadoury. De acuerdo a la cual, los mayas se basaban en las constelaciones para construir sus urbes.
Con ayuda de la tecnología (imágenes satelitales, Google Earth) el joven analizó el Códice Tro-Cortesiano y encontró un método singular para ubicar las ciudades de esta civilización prehispánica que, como se sabe, regía su existencia en torno a ciclos, como los diversos fenómenos astronómicos.
Basado en dichos recursos, indica el medio candiense, fue como Gadoury halló las presuntas ruinas de K’ AAK’ Chi’ (Boca de Fuego), como él mismo la bautizó.
Fueron 22 constelaciones las que el joven quebequense analizó. En todas ellas se correspondía la ubicación de 117 ciudades mayas. Luego, al analizar una vigésimo tercera constelación, se dio cuenta que coincidía con la existencia de dos urbes del mapa. Así, dedujo que una ciudad número 118 debía existir en algún lugar remoto e inaccesible en la selva de Yucatán.
De acuerdo a Le Journal de Montréal, con imágenes satelitales se comprobó que, efectivamente, existían en dicho lugar estructuras que podrían pertenecer a una antigua ciudad. Se trataría de vestigios que difícilmente podrían atribuirse a fenómenos naturales.
Dudas de los expertos
A pesar de los indicios aportados por Gadoury, los investigadores mexicanos se toman con reserva el supuesto hallazgo. “Aún no se puede avalar la existencia de dicha ciudad”, respondió el Instituto Naciona de Antropología e Historia (INAH) ante una solicitud de infomación hecha al respecto. La entidad también cuestionó el método del joven canadiense y explicó que es fundamental hacer la investigación a nivel de campo para tener validez.
De acuerdo a El País, la teoría de que los mayas construían sus centros poblacionales con base en las estrellas es errónea. “Lo hacían con base en factores tan mundanos como fuentes de agua y materias primas y disponibilidad de suelo utilizable para el cultivo ¿De qué iban a vivir, de la mirada al cielo?”, dice al diario español el Doctor Christopher Markus Gotz, responsable del Laboratorio de Zooarqueología de la Facultad de Ciencias Antropológicas de la Universidad Autónoma de Yucatán.
Por otro lado, Rafael Cobos Palma -miembro del Sistema Nacional de Investigadores y doctor en Antropología por la Universidad de Tulane (Estados Unidos)- asegura que “si el joven quebecua quiere dar a conocer un hallazgo tan importante, debe ir a campo y comprobarlo”. (Con información de Abida Ventura)