Agencias
CIUDAD DE MÉXICO.
El Papa Francisco roció cenizas sobre las cabezas de prelados, monjas y feligreses durante la misa del Miércoles de Ceniza en la Basílica de San Pedro.
El ritual señala el comienzo de la Cuaresma, un período de penitencia, oración y sacrificio en preparativo para la Pascua. Las cenizas simbolizan la mortalidad.
En su homilía, Francisco describió la Cuaresma como una etapa favorable “para entrenarnos en ser más sensibles y misericordiosos” hacia el prójimo. Agregó que la Cuaresma presenta la ocasión de practicar la sencillez y compartir con los demás.
El Papa proclamó 2016 como el Año Santo de la Misericordia. Afirmó que la gente se hiere por el “mal que comete y padece” y necesita experimentar el perdón.
Desde que asumió en 2013, Francisco ha manifestado su deseo de que la Iglesia católica sea menos severa y crítica.
El sueño del Jubileo
Por otra parte, la agencia Ansa latina señala que durante la audiencia general de los miércoles el Pontífice con franqueza recordó a los cristianos que “si el Jubileo no llega a nuestros bolsillos no es un verdadero jubileo y esto está escrito en la Biblia, no se lo está inventando el Papa”, subrayó.
“En la Biblia hay tantas indicaciones concretas sobre cómo restablecer la justicia para el pueblo, no arneses devotos del pasado sino recorridos posibles de hermandad”, indicó.
“Hoy esto podemos pensarlo y repensarlo cada uno en su corazón, cada uno piense si tiene demasiadas cosas por qué no dejar a los que no tienen nada el 10% o el 50%, pero yo digo que el Espíritu Santo inspire a cada uno de ustedes”, sostuvo.
Este fue el hilo conductor de la audiencia general de ayer, en plaza San Pedro, antes más de 12 mil personas: “es lindo y también significativo, afirmó Jorge Bergoglio, tener esta audiencia justo en el miércoles de cenizas, comenzamos el camino de la cuaresma y nos detenemos sobre la antigua institución del jubileo”.
“Qué lindo sería, dijo el Papa, si libertad, tierra y dinero se reconvirtiesen en un bien para todos y no sólo para algunos como ocurre con frecuencia ahora, si no me equivoco, sobre las cifras no estoy seguro, pero más o menos el 80% de las riquezas de la humanidad están en manos de menos de 20% de la gente”.