Con información de Animal Politico
El doctor Raúl Sánchez Lozada es cirujano general egresado en 2002 con mención honorífica, además de autor de dos libros sobre tratamientos médicos, y varios artículos en la materia publicados en revistas especializadas.
En 2013, este médico del IMSS, asignado al Hospital General de Zona número 1 de Pachuca, Hidalgo, inició una lucha ética, personal: “como estudiante de medicina, en el Hospital General de México –explica– yo recibí una instrucción muy concentrada en el aspecto humanista del servicio médico, hacemos lo que hacemos por el bienestar de la gente, y el bienestar de la gente está al principio, en medio y al final del proceso, así fui formado… Pero cuando empecé a trabajar en el Instituto Mexicano del Seguro Social, me encontré con que ahí hace mucha falta ese valor por lo humano, por la vida y la dignidad de los pacientes… En el IMSS yo recibía instrucciones administrativas que iban en contra de la salud de mis pacientes, y comencé a denunciar esa situación”.
En septiembre de ese año, el doctor Sánchez Lozada recibió la orden de realizar una operación a un paciente de cáncer, aún cuando él no es especialista en oncología, lo cual dejó sentado por escrito.
Luego, el 3 octubre de 2013, denunció ante el Órgano Superior de Control del IMSS que, dos días antes, le fue ordenado dejar para el final la operación del paciente más grave de su turno, debido a que “iba a ensuciar la sala”.
Después, en noviembre de ese año, denunció que sus superiores le habían negado quirófano para operar de emergencia a una mujer con “perforación intestinal”, la cual aguardaba atención desde el turno previo. Esa mujer debió esperar a que todos los pacientes que no enfrentaban una urgencia médica fueran operados.
“Mis superiores me pedían dejar para el turno de la noche a los pacientes que llegaban a urgencias durante el día, aunque requirieran entrar al quirófano inmediatamente, con el argumento de que el médico de la noche no tenía mucha carga de trabajo; o me pedían dejar las cirugías de urgencias para el final, para no ensuciar el quirófano”.
Casos similares reportó en 2014 y en 2015 su última queja fue por la falta de antibióticos y analgésicos, requeridos por pacientes recién operados.
Entre 2013 y 2015, en el Órgano Interno de Control del IMSS se acumularon al menos una decena de quejas presentadas por el doctor Sánchez Lozada, en las que denunciaba la mala atención brindada a pacientes de Hidalgo, a causa de decisiones administrativas.
Luego, a principios de 2016, todas estas denuncias generaron un resultado: el doctor Raúl Sánchez Lozada fue separado de su cargo como cirujano del IMSS.
“No me despidieron –detalla, indignado–: me declararon incapacitado permanentemente, me declararon con psicosis… es decir, literalmente me tiraron de a loco.”
El síndrome Mobbing
“En diciembre de 2015 yo cometí un error, que cometen en realidad muchas personas en esas fechas –explica el doctor, con voz calmada–: yo me emborraché, durante una celebración familiar. Y como no tengo el hábito de beber, me sentía yo muy mal, realmente me sentía muy enfermo, entonces mi familia decidió llevarme al IMSS, y ese fue el pretexto que luego usaron para declararme incapacitado: dijeron que yo había intentado suicidarme, que había tomado alcohol y fármacos, para quitarme la vida.”
–¿Quiénes dijeron eso?
–Mis superiores, precisamente aquellos a los que yo llevaba varios años denunciando… cuando supieron que yo estaba en el hospital, bajo valoración, emitieron una incapacidad y me mandaron al psiquiatra.
Yo en realidad no había intentado suicidarme, ni nada parecido, no había ingerido medicamentos ni nada, sólo me emborraché durante la celebración con mi familia.
A partir de enero de este año, al doctor Sánchez Lozada ya no se le permitió operar en el IMSS, debido a la incapacidad médica, y durante los siguientes tres meses fue enviado por sus superiores a tres psiquiatras distintos, para ser valorado, y en todos los casos el diagnóstico fue el mismo: episodio depresivo moderado, que no limitaba sus aptitudes laborales.
“Yo pasé por un divorcio en 2012 –detalla–, y sí, es algo triste, es algo amargo, pero hasta ahí… yo no niego estar deprimido, pero en realidad creo que la razón es otra, y curiosamente dicha razón fue detectada por la última psiquiatra que me valoró. El dictamen de esta especialista señala que yo presento síndrome de Mobbing, es decir, de acoso laboral.”
Entre 2013 y 2015, destaca, “fueron varios los ataques que sufrí, a causa de las quejas que presentaba ante el Órgano Superior de Control. Me cargaban más intervenciones que al resto de los cirujanos, como en castigo, y una vez me acusaron de abandono de mi puesto. Ese día yo había tramitado adecuadamente un pase de salida, y pude comprobar que la acusación era falsa, pero ese fue el trato que empezó a haber de mis superiores en mi contra”.
Aptitudes laborales
En enero de 2016, una psiquiatra del IMSS emitió un documento interno, en el cual señala que “cuando estuvo hospitalizado (el doctor Sánchez Lozada) efectivamente su sintomatología y conducta no eran compatibles con ingesta de depresores del sistema nervioso central”.
Es decir, que no había síntomas de que hubiera ingerido alcohol y fármacos, que era el indicio de sus supuestos instintos suicidas.
A pesar de ello, se ordenó una segunda valoración psiquiátrica, según la cual este médico presenta “trastorno depresivo mayor recurrente con conducta auto lesiva y suicida”.
–Este último dictamen señala que usted es alcohólico, ¿esto es así? –se pregunta al doctor Sánchez Lozada. Él, hace una corrección.
–El dictamen concluye “alcoholismo tipo dispomanía”, que es, según la literatura médica, no poder dejar de beber, una vez que comienza la ingesta de alcohol. Y mira, aquella vez que yo me emborraché, en diciembre de 2015, fue la primera en muchos años. Y sí, lo acepto: ese día no supe cuándo parar de beber. Pero fue una única vez, y no estaba en mi horario laboral.
Ese mismo dictamen psiquiátrico, subraya el doctor Sánchez Lozada, es el que concluye que presenta “probable síndrome de Mobbing (acoso laboral)”.
Y concluye una cosa más importante aún: que este médico “es apto para reintegrarse a laborar”.
A pesar de ello, seis días después de emitido ese dictamen por el área de Psiquiatría de Medicina del Trabajo, el doctor Sánchez Lozada fue declarado por el IMSS con “incapacidad permanente”, debido a que presenta “eventos psicóticos por factores concomitantes desfavorecedores”, entre los cuales se menciona su divorcio.
–¿Considera que ésta fue una consecuencia de las quejas que presentó por la mala atención a pacientes?
–Sí, definitivamente… no sólo quisieron deshacerse de mí, sino además, su objetivo es desprestigiarme, humillarme. Pero yo aquí sigo, con la frente en alto.
Durante todo el tiempo que el doctor Raúl Sánchez Lozada laboró para el IMSS, mantuvo de forma paralela un puesto de fin de semana como cirujano de urgencias en el Hospital General de México, perteneciente a la Secretaría de Salud federal, institución en la que, concluye, “mis capacidades profesionales, como médico y como ser humano, siguen siendo valoradas”.
ACTUALIZACIÓN:
Lorena Lambros Sánchez, Coordinadora de Comunicación Social de la Delegación del IMSS en Hidalgo, envío un mail a Animal Político para hacer esta aclaración:
“Al Dr. Raúl Sánchez Lozada se le realizaron diversas valoraciones médicas, entre ellas la valoración conocida como Cédula para Determinar el Porcentaje de Pérdida de la Capacidad para el Trabajo; y después de concluir sus estudios y de evaluar la capacidad laboral del médico, se determinó que el doctor Sánchez Lozada es acreedor a la incapacidad por invalidez, con carácter definitivo y con fecha de inicio del 16 de mayo de 2016, de conformidad con la normatividad institucional y la legislación vigente”.