Redacción / Grupo Cantón
Tres meses después del incidente, Marianne Gonzaga sigue recluida y en proceso judicial, mientras Valentina retoma su vida y asiste a la universidad.
Ciudad de México.– A tres meses del incidente que conmocionó a la opinión pública, Marianne Gonzaga y Valentina Gilabert, las dos adolescentes involucradas, enfrentan destinos profundamente contrastantes. Mientras Valentina ha retomado su vida y actualmente asiste a la universidad, Marianne permanece recluida en el Centro Especializado para Mujeres Adolescentes, en espera de una posible sentencia.
El caso ha captado la atención en redes sociales y medios digitales por las implicaciones legales y sociales que encierra, así como por el comportamiento que Marianne ha mostrado durante su reclusión. De acuerdo con publicaciones recientes de la cuenta de Instagram “Reas de turquesa”, que difunde información sobre mujeres privadas de la libertad, la joven de 17 años ha mostrado una actitud tranquila, colaborativa y participativa en las actividades del centro.
Fuentes citadas por esta cuenta describen a Marianne como “amable”, “siempre con una sonrisa” y con una disposición constante a integrarse en talleres y dinámicas grupales. Este comportamiento ha generado desconcierto entre quienes la observan, considerando los hechos por los que fue detenida. “No entienden por qué actuó así”, señala una de las publicaciones.
Legalmente, Marianne enfrenta cargos por lesiones dolosas, ya que, al momento del incidente, aún no había cumplido la mayoría de edad. La cuenta afirma que hay un 95% de probabilidad de que sea sentenciada. De haber tenido 18 años, habría enfrentado cargos por tentativa de feminicidio.
Otro punto que ha despertado interés es la supuesta participación de una tercera joven identificada como Aitzane, quien también estaría vinculada al caso. Según “Reas de turquesa”, Aitzane mantiene una actitud distante y poco colaborativa dentro del mismo centro de reclusión, lo que ha llevado a especulaciones sobre su influencia en el comportamiento de Marianne. Aunque estas teorías circulan en redes, no hay declaraciones oficiales que confirmen su papel en el caso.
Además de enfrentar el proceso legal, Marianne vive una situación personal compleja: no ha podido ver a su hijo desde que ingresó al centro. El menor está bajo el resguardo de la familia paterna, aunque no se han ofrecido más detalles sobre su situación o la participación del padre en el proceso.
Actualmente, Marianne es una de las 18 adolescentes que cumplen medidas en el Centro Especializado para Mujeres Adolescentes. Su historia ha generado debate en torno al sistema de justicia para menores, el entorno familiar y social de las jóvenes involucradas, y las segundas oportunidades.
Mientras tanto, el proceso judicial sigue su curso y el desenlace permanece incierto.