Carlos Águila Arreola / Grupo Cantón
(Primera de tres partes)
CANCÚN.- A casi dos años de su creación, el movimiento Sélvame del Tren exhibió, en video e imágenes que, finalmente, el Tren Maya está destruyendo los más bellos paisajes del hábitat exterior y subterráneo alrededor del Tramo 5 Sur; incluso, por su alcance, sería un “ecocidio mundial”.
Espeleólogos y activistas alertan que solo en ese tramo se colocarán casi 15 mil pilotes de concreto y acero, cuyo efecto devastador para el medioambiente nunca dimensionó la autoridad federal, que insiste en que, a su paso, el ferrocarril “potenciará” el desarrollo social, cultural y económico.
También advierten que está comprometido el Gran Acuífero Maya (GAM), presente en los aproximadamente seis mil cenotes que hay en la península de Yucatán. Se trata de un enorme rompecabezas distribuido en los 145 mil metros cuadrados que abarca la península.
El gran acuífero —más de cinco mil kilómetros de cuevas inundadas y cenotes— empieza desde el sur, en la frontera con Belice, y abarca 10 zonas quintanarroenses, entre otras Tulum, Bacalar (en cuya laguna hay dolinas), Chumpón, Felipe Carrillo Puerto, José María Morelos, Muyil y Tinum.
Explican que el agua es alta en cloruro y que, en contacto con los materiales, es seguro que el acero se corroa y contamine, lo que impacta al acuífero más importante de Yucatán y México, después del Usumacinta. Eso, el relleno de cuevas y la deforestación, traerán afectaciones a largo plazo.
Datos del colectivo Sélvame del Tren indican que se tiraron más de 10 millones de árboles, que implican no absorber 120 mil toneladas de dióxido de carbono (CO2) al año. Sobre el agua, se prevé que en 2030 habrá dos millones de personas más en el Sureste, que demandarán el doble de líquido.
Patrimonio
El hidrólogo Guillermo D’Christy, de “Ciencia Ciudadana, Cenotes Urbanos”, dice que los cientos de cavernas y cenotes tienen enorme vida endémica, única a nivel mundial y que está en peligro de extinción, Además, el daño provocará estrés hídrico y se tendrá que extraer agua del mar.
El también espeleólogo habla de “ecocidio mundial” debido a los pilotes enterrados, cuyos trabajos están contaminando “toda el agua que se utiliza en Cancún, Playa del Carmen, Puerto Morelos, Tulum, así como en Campeche y Yucatán, en toda la península porque surge de ahí”.
Y recuerda que en 2018 Carlos (Manuel) Joaquín (González) —como gobernador— y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) iniciaron los trámites para nombrar a esa zona “Patrimonio Mixto de la Humanidad” por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés).
“Llegó el mal llamado Tren Maya y se echó para atrás. Desde esa perspectiva, definitivamente sí es un ecocidio. Atravesar ese acuífero con casi 15 mil pilas de concreto y acero sin mediar estudio ambiental es contra los derechos humanos. Es la segunda selva tipo amazónica después del Amazonas.”
Sobre lo que viene legalmente después de que el presidente López Obrador impuso su “capricho” e ignoró los avisos, el también miembro de Selvame del Tren, el activista D’Christy, asegura que “hay amparos vigentes, pero el juez primero de distrito de Yucatán, Adrián Zepeda Novelo, va muyy leento”.
El también consultor en tratamiento de agua por más de 25 años, sostiene que “seguiremos con la difusión. La gente debe saber lo que sucede. La presión social es a lo que apostamos… aún no podemos ir a instancias internacionales hasta no agotar las nacionales”.
Gravísimo
Guillermo D’Christy narra que los efectos de los pilotes ya se ven en el agua, que “normalmente es cristalina y ahora se ve —en los videos que han hecho— lechosa y turbia; además, están las afectaciones de la corrosión del fierro en el acuífero que surte de agua potable no solo a Quintana Roo”.
Por su parte, José Gabriel Urbina Bravo acotó que el tema del agua potable es dantesco “en toda la península, y no solo es el tren, son todos los desarrollos inmobiliarios e invasiones sin drenaje; los hoteleros sin tratamiento de agua suficiente; son las granjas porcinas, los menonitas… es un problema gravísimo que, en vez de atenderse, se está expandiendo”.
“Queremos dejar bien claro que no estamos atacando, que solo defendemos nuestro hogar, y si estamos equivocados que no se desacredite nuestra preocupación y se atiendan nuestros llamados y se nos diga por qué… eso es lo que no ha sucedido”, coinciden ambos ambientalistas.
“Nuestro primer reto es que la gente sepa que bajo nuestros pies hay una gran masa de agua dulce que ha sostenido la vida por miles de años, que comenzó hace más de 10 mil, cuando los primeros pobladores de América llegaron buscando agua en esta zona”, añaden por separado.
PARTE I Necedad está por destrozar el Gran Acuífero Maya
