Redacción / Grupo Cantón
Alicia Matías, abuela y trabajadora, protegió con su cuerpo a su nieta durante la explosión de una pipa en Iztapalapa; ambas están hospitalizadas.
CDMX, Iztapalapa.- La tarde del miércoles, una fuerte explosión por el estallido de una pipa de gas bajo el Puente de la Concordia, en la alcaldía Iztapalapa, transformó la rutina en tragedia. Entre los cientos de testimonios e imágenes que circularon, uno destacó por su fuerza emocional: el de Alicia Matías Teodoro, abuela de 49 años, que usó su cuerpo para proteger a su nieta de dos años en medio del fuego.
Alicia, trabajadora del paradero de Santa Martha, se encontraba en su jornada como despachadora de transporte público. Solía llevar consigo a su nieta Azuleth. Aunque no debía acudir ese día, una serie de cambios en su rutina la llevaron a estar justo en el lugar y momento del incidente.
En apenas 15 segundos, la explosión causada por una pipa con cerca de 50 mil litros de gas provocó una onda expansiva que alcanzó a peatones, automovilistas y comerciantes. Alicia reaccionó de forma instintiva: cubrió a la menor con su cuerpo, resguardándola del calor y las llamas.
Fotografías y videos captaron a Alicia herida, con quemaduras visibles, hincada sobre el asfalto, aferrada a su nieta. Un agente de la Secretaría de Seguridad Ciudadana intervino y trasladó a la menor en motocicleta a un hospital, mientras Alicia caminó hasta recibir auxilio.
Estado de salud de Alicia y su nieta
Ambas fueron inicialmente llevadas al Hospital General de Zona 53 del IMSS, pero debido a la gravedad de las lesiones, Alicia fue trasladada al Hospital Magdalena de las Salinas, especializado en atención a quemados.
Alicia presenta quemaduras profundas en el 98% de su cuerpo, está en terapia intensiva y sufre pérdida de memoria y confusión debido al shock.
La menor, Azuleth, tiene quemaduras en el 60% de su cuerpo, principalmente en rostro, brazos y piernas, y permanece en estado delicado pero estable.
Solidaridad y consecuencias del siniestro
La tragedia dejó un saldo oficial de cuatro personas fallecidas y más de 90 lesionadas, además de 18 vehículos dañados. Los hospitales cercanos, como el Ignacio Zaragoza, el ISSSTE Morelos y el Juan Ramón de la Fuente, atendieron a decenas de víctimas.
Familiares, vecinos y ciudadanos mostraron solidaridad en las afueras de los hospitales, llevando café, comida y apoyo emocional a quienes esperaban información sobre sus seres queridos.
La historia de Alicia no tardó en viralizarse: su imagen, abrazando a su nieta entre cenizas, se convirtió en símbolo de valentía y amor incondicional. Ilustraciones, montajes y mensajes inundaron las redes, retratándola como heroína. Sin embargo, la realidad es cruda: su salud es frágil y su recuperación, incierta.
La familia de Alicia ha pedido apoyo y justicia. Su hija, Rosa, declaró: “A ella no le tocaba estar ahí… Hagan todo por salvarla”. La tragedia no solo dejó heridas físicas, sino un llamado urgente a revisar medidas de seguridad en el transporte de materiales peligrosos en zonas urbanas densamente pobladas.
