El especialista en neurociencias de la conducta de la Facultad de Psicología de la UNAM, Hugo Sánchez Castillo, sugirió definir las características de la adicción a los videojuegos como una enfermedad.
“Esta situación no está exenta de polémica; sin embargo el diagnóstico es complejo”, apuntó.
En México, de acuerdo con una encuesta del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) en 2017, aproximadamente 23.5 millones de personas mayores de siete años juegan videojuegos. De este universo, 11.7 millones de personas lo hacen a través de un teléfono celular y el resto por consolas.
Sánchez Castillo, comentó que el sector salud a nivel mundial debe definir las líneas entre lo que es catalogado como adicción de lo que no es, ya que en el caso de los videojuegos más de 90% de los mexicanos tienen acceso a ellos a través de teléfonos inteligentes o consolas.
“En la actualidad cualquier sustancia, situación o conducta que interrumpa la vida cotidiana y social de un sujeto, que no sepa cuándo parar y que se mantenga mucho tiempo engarzado en la actividad sin querer hacer otra cosa más, se le define como adicción”, apuntó.
Para el académico la consideración de la OMS es válida, pero habría que disertar claramente hacia dónde apunta, pues hay que recordar que el videojuego como tal tiene potenciales, como aquellos que ayudan a mantener la concentración y salud mental.
“Si el paciente gira su vida en torno al videojuego, entonces hay un problema que atender”, afirmó.
Asimismo, advirtió que en el caso de adolescentes y niños que juegan con estos programas, los adultos deben estar al pendiente del rendimiento académico, su vida social y de sus actividades cotidianas; en caso de aislarse y enfocarse únicamente al juego, podría haber un primer indicio de una posible adicción.
“Para que un videojuego tenga éxito necesita de componentes emocionales que despierten el interés de la persona y que la lleven a una sensación que la engarce en una continuidad; por lo que de esta manera podrían llegar a tener un potencial adictivo”, subrayó.
