Trata de recordar el estado de bienestar que sientes cuando sonríes, o más aún cuando sueltas una carcajada.
Esa sensación de felicidad se debe a que cuando reímos se liberan a nivel cerebral neurotransmisores como las endorfinas que actúan contra el dolor y generan sensación de placer, la hormona de la felicidad (serotonina) aumenta y la hormona del estrés (cortisol) disminuye. Estudios han demostrado que reírse tiene beneficios para la salud:
- Mejora el sistema inmune. La risa incrementa el número de anticuerpos contra las enfermedades.
- Mejora tu corazón. Reduce la presión sanguínea y oxigena la sangre.
- Incrementa la función mental. Mejora la memoria y potencia la creatividad.
- Ayuda a quemar calorías. Cuando nos reímos nuestro cuerpo se activa y movemos cerca de 50 músculos faciales y más de 300 movimientos de otros grupos musculares.
- Reduce el estrés. Libera tensiones y eleva el estado de ánimo.
- Fortalece las relaciones. Ayuda a establecer vínculos con los demás.
Pero ¿qué pasa si no tienes ganas de reír? Científicos han demostrado que el fingir una sonrisa puede ayudarnos a sentirnos mejor. El cerebro no distingue entre la sonrisa fingida y la espontánea, nuestra mente asocia la forma de la sonrisa con la felicidad, cuando siente que los músculos del rostro comienzan a moverse, manda una señal al cerebro para que libere los neurotransmisores que nos hacen sentir bien.
Así que no necesitas un motivo para sonreír, inclusive si te sientes triste o de mal humor, puedes provocar una sonrisa y verás cómo en poco tiempo esa sonrisa simulada acabará convirtiéndose en una sonrisa natural.
Si deseas practicar una sonrisa simulada, estos ejercicios de risoterapia pueden ser de ayuda:
- Coloca tu mano en el abdomen, inspira con la nariz todo el aire que puedas, mientras expiras di “ja,ja,ja”, hasta que todo el aire haya salido, repítelo tres veces. Haz lo mismo ahora con todas las vocales.
- Coloca un lápiz entre los labios y mandíbula, aprieta de tal forma que fuerce una sonrisa durante 10min.
- Al despertar y al dormir, cierra tus ojos y visualízate a ti mismo sonriendo hasta observarte a carcajadas, emite sonidos como si estuvieras riendo de verdad hasta que brote la sonrisa.